1
Mis manos al rededor de tu cuello y tus
ojos, rojos. ¿Lo ves? Si, sé que lo ves, estamos en otro plano en
otro universo; todo es como un gran y exagerado circulo,¿no te das
cuenta? Tu pulso acelerado, tu respiración entrecortada... ¡Ahhh!,
la ceniza de mi cigarrillo cae en tu cara y yo, te sonrio dulcemente.
¿Cuántas cosas podría contarte, en
este momento, en este segundo infinito?, serían incontables.
¿Tenés tiempo?
Debo confesar, que te estuve cazando.
Si, como si fueras una bestia, un simple animal que llamó mi
atención. Puedo decir que tenía mi vida casi resuelta, casi, pero
siempre está en esta vida, en esta realidad, en este mundo la mierda
de ser yo. No puedo escapar de ser yo, de ser un prisionero de mi
mismo.
¿Ves mis ojos?, no quiero que te
distraigas, estoy seguro de que te vas a perder en ellos, en su
inmensa profundidad y amor; aunque no te des cuenta siento amor y
deseos, muchos deseos. Vas a ver que te vas a ahogar y vas a gritar,
lo presiento.
El miedo crece y se expande por una
habitación humeda y oscura; los ruidos, los pequeños ruidos se
hacen rugidos de monstruos hambrientos y temibles, ellos y yo no
queremos que tus pataleos llamen la atención de otros. Dentro de
unos minutos devoraré tu alma y todo lo que representas.
Detesto llevarme el trabajo a casa,
pero era necesario traerte, mordiste el cebo (un interés menor), te
enamoraste. No ruegues, por favor, eso me enferma, el simple hecho de
escuchar tus gimoteos, me repugna.
No seas tonta, ¡sos la persona
elegida!, sos el botín de este gran asalto.
¿Lo sentís? Seguro que si, ya casi me
pertenecés.
Voy a hundir mis deseos en tu carne,
mientras escucho como tu lengua se retuerce; ¿vas a llamarme, vas a
gritar?. Las aves de rapiña vuelan cerca de nosotros, alto muy muy
alto me elevo, el cielo es purpura pero a lo lejos se vuelve color
naranja, quiero que gimas un poco, cumplí mi deseo. Aprieto un poco
más mis dedos en tu hermoso cuello, sentilo, respiralo, saboreá la
agonía que se torna azul, verde, oscura...
Me apodero de tus sueños, me enrosco
en ellos como si fuera una serpiente, los exprimo uno a uno; soy eso
, lo más duro y puro de nosotros de todos nosotros. ¿Entendés?,
pensalo de esta forma, antes que terminen de cerrar tus estrellas y
la sangre brote. Lo único y te lo prometo, yo voy a seguir acá,
junto a vos.
1 ½
Me suena el celular, busco entre los
bolsillos, el celular sigue sonando furioso, no lo encuentro. Los
autos me pasan rozando y yo en un rapto de lucides, estaciono. Es mi
jefe, me avisa que hay un nuevo asesinato, igual que los otros y que
la policia está totalmente perdida. Me dice que vaya al lugar y que
trate de hablar con los policias que nos facilitan la información.
Odio hacer policiales, odio ver a esos
incompetentes, odio mi trabajo.
Llego a mi destino, bajo de mi auto y
veo que hay algo de movimiento, pero no el que me esperaba. Trato de
divisar a los contactos, no los veo.
Prendo un cigarrillo, me acerco, a mi
alrededor hay algunos curiosos hay unos tantos que no se han enterado
de nada y salen a pasear los perros.
Reconozco este edificio, una ex novia vivía en él. Sé que ha una puerta trasera, y se como llegar al
piso, sin ser visto. La habitación da a un pasillo verde inglés,
con luces amarillas que dan una sensación de olvido. Empiezo a
preguntarle a los vecinos, ninguno vio nada, no escuchó nada, me
acerco a los agentes, les pregunto que se sabe, que me pueden decir,
pero los ineptos están parados y no saben nada, les dije que soy
conocido de tal y tal, trato de no mostrar dudas, que tengo permiso
para estár ahi.
Sus ojos parecian dos trenes
descarrilados, estaba tirada a los pies de la cama, su cabeza hacia
atrás mostraba un cuello marcado. Estaba desnuda , hermosa y palida.
Las paredes de la habitación estaban
sucias, pero no de sangre, ni tampoco habia sangre en el piso,
algunas cosas, las pocas que había estaban desparramadas. No me
suele gustar estos casos; sé que es mi trabajo saber la verdad y
publicarla. Pero la verdad, no me gustan los pólicias.
Por suerte, hoy no hace mucho calor,
sino ésto sería un desastre, el cuerpo estaría hinchado y yo,
seguramente, estaría vomitando. La chica no tiene más de 25 años,
su pelo rojizo brilla a la luz de una lampara toda desvencijada, saco
algunas fotos, trato de agudizar los oidos para tratar de entender
que dicen los forences, sólo algunos chismes, algunos comentarios.
Alguna que otra botella, la cama destendida y esa mujer viendo la
nada, su expresión era rara, no puedo decir que era de terror, pero
tampoco fue asesinada sin saber que iba a morir horriblemente. Tenía
las muñecas marcadas, de que estuvieron atadas hasta último
momento, escucho que tiene costillas rotas y un tobillo dislocado,
tal vez por un golpe o una caída.
Me voy de ahí, ya es de noche y
necesito tomar algo, la noche es el momento de los lobos, quiero
olvidarme de estas imagenes...
El día despunta otra vez, no sé que
hora es, veo mi celular y tengo quince llamadas perdidas y
veintitantos mensajes. La cabeza me da vuetas, una noche más así y
seguro que me voy a terminar muerto. Prendo un cigarrillo, prendo la
televisión, aún las noticias no han empezado. Tal vez, en la radio
escuche algo. Mientras voy al baño el telefono suena, es mi jefe y
está demasiado ansioso por la nota. Le explico que estoy trabajando
en eso, me dice que ya no tenemos la primicia, que todo el mundo ya
sabe y como siempre por culpa mia no estamos al día con las
noticias.
La noche en el bar estuvo agitada, una
linda muchacha se me acercó, hablamos pero no llegamos a nada; esa
fue una buena excusa para seguir tomando. Me duele la cabeza y el
tiempo no me alcanza y esta habitación huele a borracho. Tengo que
hacer llamadas y ponerme a trabajar, llamo al policia “amigo”,
quiero saber algo que los demás no sepan, algún dato que valga la
pena escribir y casi no hay nada. El asesino es hombre, de manos
grandes y fuertes, no hay huellas, no hay ADN, no hay imagenes o
información extra.
No es el primer asesinato, no es la
primera mujer encontrada de la misma forma, pero la policia es tan
peresoza tan estupida, que no los ve las conexiones.
Busco en mis bolsillos ese azucar que
me de fuerzas, encuentro el paquete y lo respiro, un poco de
condimento le dará a mi nariz el empujón para buscar noticias.
Otras vez mi celular, es Jorge, me dice que las chicas de la wiskería
saben algo. Jorge es policia, de esos que les cobran a las putas para
que otra mierda las explote, es de esos que preferís saludar para
poder tener información. Me voy al burdel, es un salón grande con
sillas y mesas de plástico, suena cumbia y los olores no se hacen
extrañar. La dueña, se me acerca, la Madama sabe quien soy; me
ofrece un trago y que elija si quiero alguna chica, acepto el trago y
me siento en una silla cerca del rincón. Hay algunos cuantos
consumidores de personas, la decadencia es notoria.
Tomo unos tragos más, pido saber donde
está el baño, me mandan atrás, saliendo del local, me dicen.
Estamos en la ruta, no hay nada a kilometros. Me pregunto como estas mujeres pueden tener algún dato, estando a tantos kilometros de la
ciudad...
La noche empieza a caer, sé que me
tengo que quedar en este lugar; tengo que esperar a que me den una
señal y poder preguntar. La música sigue sonando, nadie baila,
nadie se mueve mucho en realidad, la acción está en los sucuchos
mugrientos con sus colchones reventados y manchados. De a poco,
algunos parroquianos se van y es mi momento, necesito averiguar que
saben.
Una de las chicas me mira, hace un
gesto con la cabeza y me invita a seguirla. Su nombre es Carla y
quiere contarme todo lo que vio.
2
¿Querés que te lleve hasta lo
profundo de tu miedo? Temblás, tu piel se eriza al escuchar mi voz.
Tu espalda plateada de sal se retuerce cuando te impongo mis
castigos.
No creas que solamente te tengo a vos,
todo un ejercito te precede; sos linda, tus tetas son firmes, tu boca
es roja como la sangre y siempre tuviste una sonrisa burlona. ¿Pensás
que no te he observado?,si, lo hice. Lo hice por días enteros, muy
largos. Voy a corroer tu belleza plástica y mundana, como el oxido
al hierro; vas a ser bendecida y vas a ser otra.
¿Entendés lo que te digo? No cierres
los ojos y mirame, mirame fijo, mirá mis dientes clavandose en tu
carne. La Luna muestra su palido rostro y es ahi donde vamos a ir,
donde nos esperaan los sueños, mis sueños. Quiero que sonrias para
mi, que me muestres esos dientes chuecos, ¡QUIERO DESTRUIRTE!
Estás ahi, tratando de respirar,
ahogandote en lagrimas idiotas y vanas. Estoy seguro que el sabor a
sangre invade tu boca; un par de dientes menos no se te notaran, vas
a seguir siendo hermosa...
El espacio en el que estás es muy
chico, lo sé, no podes moverte. Hay dolor en todo tu cuerpo, ¿quéres que te haga gritar?, todos queremos hacerlo de vez en cuando. El nudo
en tu garganta y los dolores de estomago, suelen ser frecuentes,
tediosos y agobiantes.
Quieros que pidas por mi, ¿vas a pedir
por mi?; he caminado en circulos toda la noche, pensadote y
asesinadote, en cada segundo; cuento los pasos y quiero oir tu
lamento, ¡pero no te escucho! ¿por qué sos así?
La canilla gotea , los perros ahullan,
la noche puede ser grandiosapara algunos suertudos, pero para otras,
no lo será...
¿Qué es lo hermoso de la vida? Creo
que es la fragilidad, es un maravilloso sueño que nos obliga a
despertarnos, que nos empuja al vacio de la realidad...
2 ½
Sin aire me voy de ese burdel, con los
ojos extraviados, las últimas monedas se las di a esa chica, no
podía hacer otra cosa a cambio de su generosidad. Asqueado y triste
empiezo a caminar, estoy en medio de la nada, en medio de la ruta
silenciosa y de la obscuridad, siento que estoy en el estomago de una
bestia y me empuja a seguir caminado.
Hay cosas que los seres humanos no
deben hacer, lugares que no deben existir y justamente esa wiskeria
es uno de esos sitios. El dolor en su mirada era delator de las
miserias más bajas, de las penurias más profundas.
Me llevo varias horas llegar a la
ciudad, los pies me matan y tengo un humor de mierda. Mi celular
suena, del diario me dicen que hay otro asesinato, otra vez. ¿Será
lo mismo? ¿Carajos! Odio mi trabajo, odio lo que escribo y ¿si tan
sólo yo puediera ser un poco más feliz, dentro de toda esta basura?. Llego a mi
casa, junto un par de cosas que me van a servir y salgo par adonde
está la noticia.
El lugar es un hervidero de gente
inútil, ya está la televisión, los mirones y los mismos policias
inutiles; nadie aporta nada, solo molestan. Por un precio, me dejan
pasar los mismos de siempre, y la encuentro ahi, ella está boca
abajo. En su espalda hay cortes profundos y no tiene manos ni pies,
¡Dios! En su rostro le dibujo una sonrisa y sus ojos... ¡mierda!,
me cuesta describir todo ésto. Sus ojos estaban hundidos, se los
podía ver reventados dentro de sus orbitas, tan horribles, tan
tristes. Un agente me dice que hubo un llamado anonimo, que fue el
que dio el aviso.
Esta vez fue más allá, la violencia
fue mayor, se mostró en todo su esplendor. Imagino a este hijo de
puta bailando y riendo frente a su victima; lo veo excitado mientras
ella sufria.
Es un departamento de varias
habitaciones, en todas ellas hay sangre, pero esta vez esta todo
bastante ordenado, no hay signos de pelea. No me imagino como lo
hizo, ¿ella habrá luchado, habrá estado conciente cuando la
desmenbró?
¿Qué le dijo? ¿Cómo hace lo que
hace?
Prendo un cigarrillo y rumbeo al kiosco
más cercano, entro y empiezo a elegir el licor más fuerte, de paso
escucho lo que lo que habla el kiosquero con un cliente, ellos
siempre tienen datos y siempre están dispuestos a compartirlos, con
grandiosas conjeturas. Mi nuevo informante, me confirma que la chica
no pertenecia al barrio, que esa casa hace mucho que está
desahabitada y que hace unos meses la zona está bastante peligrosa.
El camino más corto y simple sería
presentar mi renuncia e irme lejos de esta ciudad y toda la mierda de
su “gente”. La depresión me persigue como el asesino persigue a
estas muchachistas de cristal, estoy hundido y sólo. Me tomo lo que
queda de mi licor, mientras paseo por las calles.
3
El pensamiento... creo que eso es para
los idiotas, los terrenales.
¿Sabés a cuantos tipos conocí así?
No te das una idea.
¡No!, no corras la mirada ni cierres
los ojos. Quiero que me veas fijo, mirá mi cara, mirá mis rasgos y
mi sed por vos.
Estás asustada, lo sé. Tus muslos
tiemblas, tiemblan porque saben que mis dientes tienen hambre de vos;
me encantaría bailar con vos, con tu esqueleto, en realidad.
Vestirlo de gala, para que el mundo vea lo precioso que es tu
interior, que sos más que una vagina o un par de tetas o un buen
culo. Busco mostrar eso, la hermosura de las personas, lo que me
atrae de ellas.
Voy a clavar mis manos en tu carne,
sacar tu miedo y despojarte de tus prejuicios, porque al fin y al
cabo somos eso, una pila de huesos. Soñé con vos, tengo que
confesarlo, te tengo fija en mi mente, en mis ansias de perro. El
impulso que me obliga, que trepa por mi espalda y me susurra en mi
oido... ¡oh! Gloria profana, estoy muy sediento de vos, de tu sangre
roja de mujer.
En tu boca voy a dibujar una sonrisa,
fuiste muy mala al no regalarme una cuando me viste; por el
contrario, quisiste gritar, te di miedo pero no miedo del que me
gusta o del que nos gusta a todos, ese miedo que nos envuelve y nos
atonta, del que estamos acostumbrados en esta tierra, el miedo que
nos hace dociles y buenos... demostraste el miedo del asco, y eso no
me gusto. Me gustaria que tus ojos sean más grandes, eso lo vamos a
arreglar, puedo presumir cierta destreza con el cuchillo, eso si te
va a gustar, lo sé, lo veo en tu piel, que exclama el amor del filo
más agudo.
Estás quieta, enroscada en vos misma
como si estuvieras metida en una caja, te duelen las articulaciones,
pensas en todo lo que hiciste y lo que no hiciste para estár en
este lugar, te agobia el sentimiento de culpa con tus padres o el de
no haber pedido perdón por algo, queres pedirle a Dios que te salve,
pero ese miserable ese gran hijo de puta, no está con nosotros,
hesta noche yo soy tu dios y tu verdugo. Te tengo hoy y siempre,
ahora y para siempre, a cada segundo y por siempre...Tus labios me
van a sonreir, lo sé, y tu piel se va tensar. La verdad, es que no
puedo dejar de verte, de desear tener tu craneo en mis manos; serías
un hermoso maniqui, quieto y eterno, como nuestro amor.
3 ½
El aire de la habitación se volvía
cada vez más espeso a medida que pasaban los minutos, los policias
salian palidos de ese lugar al cual yo deseaba no entrar. No lo puedo
soportar, me decia a mi mismo, “quiero irme, quiero escapar”...Sus
manos, pequeñas pero bonitas estaban atadas a su espalda, tenía
pechos hermosos y sus piernas harían a más de uno soñar con ellas.
Estaba tirada, en un charco de sangre, una sangre negra y absorbida
por la alfombra mugrosa de este hotel de mierda. Yo buscaba mi
libreta pero las manos me temblaban, no creía lo que veia, no podía
pensar.
Todo transcurria mientras se esperaba a
los forences, que recolecten las pruebas, yo esperaba que me dijesen
que el monstruo que lo hizo había sido capturado, rezaba por esa
noticia, pero no, nadie se me acercaba. Estaba vestida con un pequeño
vestido azul, su piel palida hacia un contraste feróz, parecia que
su piel brillaba cada vez que el has de luz entraba desde la puerta.
Era miercoles por la madrugada, y la
metálica idea de una soga en mi cuello martillaba en mi sien, sus
piernas se habían mecido una y otra y otra y otra vez frente a mis
ojos, tan sensuales. Yo habia actuado como un idiota, y desde que la
vi, me levantaba todas las mañanas con su nombre en mis labios. La
había deseado, la había amado. Este era un mal momento para darme
cuenta que haber dejado los medicamentos fue una mala idea, el
corazón me había fallado varias veces ya, y el estúpido no quería
rendirse .
Me acerco a un ventiluz, tenía la
cabeza colmada de quimeras y el pecho, el pecho me dolía, respiraba
ese aire pesado y me dolía. La amaba y me dolía.
La idea, esa dulce idea iba tomando
forma, era fuerte y confortable, quizas si llamaba a mi doctor, le
contaba lo que me estaba pasando, tal vez todo tenía una estupida
solución; me recetaría unas pastillas más efectivas, que alejen
esos pensamientos, “QUIZAS, QUIZAS, QUIZAS”...Tengo que irme de
acá, pero el terror de un exterior me paraliza, si tuviera esa soga
en el cuello, tal vez sería más valiente, tal vez me vería menos
perdedor, o tal vez simplemente tal vez, el dolor del pecho
desaparecería.
Vuelvo la mirada al cadaver y busco,
con desesperada atención busco, no encuentro y sigo buscando, en la
cama hay un bulto me acerco, y ahí estaba. El horrible regalo del
monstruo, una cabeza a medio descarnar. Ella se llamaba Julia.
4
Han pasado ya tres meses del último
asesinato, parece que fue hace una eternidad. Nos han tapado de
noticias basura, que si tal actriz salió con tal actor o si la
remera de la selección de futbol era linda o no; ya pocos se acuerdan
de las chicas asesinadas,ellas son un número más, todas las semanas una
mujer es asesinada o violada.
Cuando Julia fue encontrada, tuve la
“novedad” de que la policía seguía sin ninguna pista. Solo
suponían que era el mismo autor, aunque nada podía confirmarlo.
Salí de ese lugar maldito, y me dirijí a mi casa, en el papel pude
volcar todo lo que sabía, todo lo que suponía y el odio hacia ese
sujeto. A las pocas horas entregue mi escrito al jefe de editores, el
muy idiota destrozo mi nota, corto y reformó tanto que casi nada de
lo que yo había escrito quedaba. No lo soportaba más, hablé con mi
jefe, y pedí que me cambiara de sector, que me mande ha hacer
obituarios si quería, pero que me saque de ahí. El muy desgraciado,
quiso regatearme hasta el sueldo, yo acepte mansamente.
Ya son tres largos meses, me mude al
campo, deje ese olor a muerte y miseria que hay en la ciudad,
necesitaba alejarme; me aleje porque tenía el corazón destrozado y
muchos recuerdos en la cabeza, ¿podría sanar?, ¿podría volver a
encontrarme? Solo el tiempo iba a darme la respuesta. En mis días
leía las noticias puteaba a los políticos y criaba gallinas, tenía
una huerta y las mañanas me resultaban refrescantes; tres meses en
los que el barro y la mugre fueron de a poco lavados, una o dos veces
a la semana iba para la ciudad entregaba las notas al diario,
compraba los víveres y me sentaba un par de horas frente al río.
Siempre me atrajo esa masa de agua marrón, tan solemne y tan
bastardeado, tan lejano y tan cercano... una ciudad de mierda no se
merecía semejante majestuosidad.
No tenía intensión de volver a ese
manicomio, coqueteaba con él pero estaba disidido a no volver.
El loquero me había hartado, sus
sesiones eran improductivas, eran tediosas y monótonas, nunca me
había gustado ir con él, pero todos decían que me iba a ayudar
hacer terapia; que las cosas que yo había visto y sabía a la larga
me iban a hacer muy mal, yo pensaba que este mundo en general me
hacia mal, nos hace mal a todos. Lo único positivo eran las
pastillas, eso si no lo voy a negar.
Era el tercer martes del tercer mes
desde el último asesinato, mi día había empezado como los otros,
con un buen trabo de Legui, eso me ayudaba me ponía de buen humor,
¿qué es lo que más quiere un hombre? Algunos dirán una mujer,
otros dirán dinero, bueno yo siempre quise un buen trago para
arrancar mi día... me disponía a leer las noticias, para largar la
puteada diaria a los políticos, creo que eran las 13 horas, cuando
sonó mi celular, sé que va a sonar muy irónico y cómico, que
haberme alejado que haber dejado pasar los meses, que haber pedido
que me cambien de sector y que justo ese día y a esa hora me sonara
el celular; todo para levantarme de la silla caminar hasta la
habitación y... despertarme acá.
4 ½
Es raro encontrarnos acá, mi querido y
fatigado perseguidor.
Me querías ver muerto, llegué a
enterarme. Es una triste noticia para vos saber que, por el
contrario, estoy vivito y coleando. Sé de vos, sé lo que sos y lo
que te has hecho, sé de tu retorcido galpón y tus juguetes... tus
ojitos me demuestran asombro y curiosidad, ¿me equivoco?
Quería que sepas que te admiro, sos de
esos tipos que tienen ese “no sé qué”, podríamos decir ese
“ángel” y aunque se te ve bastante desganado y desalineado, sos
encantador.
Te conozco, ¿te lo dije?
Esas marcas en los antebrazos dicen
mucho de vos, ese andar y esa mirada taciturna, alejada de todos los
lugares y tiempos en los que te podes encontrar, esos horarios de
mierda en los que te manejas... botellas, latas y cajas de pastillas,
llenan una y otra y otra de las bolsas de tu basura. Lo que más me
gustó, fue esa cuerda con el nudo de horca que tenes en tu
habitación, me imagino que debe ser un gran tema de conversación
para las escasas personas que te visitan, ¿no?
Yo sé que queres terminar con todas
esas noches de soledad y dolores físicos, te confieso que te
entiendo, el único problema es que no sabes como hacerlo y te da
pavor no tener la menor idea de la importancia que va a tener tu
final para esos pobres diablos que aún te dirigen la palabra. Sos un
suicida bastante, sentimental.
Los de tu calaña me agradan, mejor
dicho, me enamoran. Por eso es que con vos la cosa va a ser
diferente, no te voy a hacer el teatro del “asesino sociopata”,
no. Es un simple personaje que invente, y aunque te rias, en cierta
medida funcionó, estoy harto de ver en el cine y en la literatura
los mismos personajes sosos de asesinos seriales, siempre es un loco,
siempre un psicópata o un pelotudito de pocas luces, los policiales
se han ido consumiendo a ellos mismos, y nosotros estamos cansados,
no queremos más eso, queremos asesinos sagaces, pensantes, hermosos
y caballerescos; el gorila de Poe tenia más gracia que el idiota de
Texas. Yo soy un simple hombre, como cualquiera, pero no como vos,
vos estás más allá, vos sos un suicida. Un asesino de vos mismo,
¿es magnifico!
Perdón por mi excitación, pero creo,
no me tomes como un loco, nosotros dos estamos predestinados, ¿creés
en la predestinación? Espero que si.
¡Quiero bailar! Estoy muy
contento,estoy extasiado. Vos y yo, yo y vos, somos uno, lo sé. ¿lo
podes ver? ¿lo podés entender?
Te cuento que tengo un plan, y espero
que lo comprendas y lo compartas, yo quiero ayudarte... si, así como
lo escuchas, quiero que sepas que te amo y amo tu idea, amo tu
locura, amo tu ser. Por eso te propongo, que me dejes ser parte de tu
suicidio.¡Ojo! No lo tomes a mal, lo hago con todo el puto respeto,
me emocionaría mucho ser tu asistente, quiero que te vayas de la
forma más radiante, ¿qué te parece?
¿si? Me haces el gusano más feliz del
mundo.
5
Lo veía y lo oía, parecía un nene en
una juguetería, daba saltitos y gesticulaba exageradamente, reía
con placer y en sus ojos, había un fuego tan grande que a veces
sentía que iba a incendiar toda la habitación, me explico sus
planes, me acariciaba el pelo y me endulzaba los oídos. Pobre loco,
aunque él no se consideraba como tal. Me contó que en su
aburrimiento ideo todo, por el simple hecho de la diversión por la
diversión misma, que no había ningún fin, que en definitiva, el
fin eramos nosotros.
Inteligente y mordaz con sus
comentarios, galante y educado, este tipo me conocía, había
estudiado mis movimientos, donde iba y cuales eran mis gustos, elogió
mi trabajo de periodista y criticó al idiota que había sesgado mi
última nota sobre él. No me juzgo por mis adicciones a los
medicamentos recetados, se ve que para él estas cosas son normales
de ver, en su psiquis yo era el modelo perfecto para un gran trabajo,
o por lo menos eso me dio a entender, ¿qué podía yo hacer? Estaba
atado de pies y manos, con una cinta en mi boca, pero me dejó los
ojos destapados, para que lo vea, para que vea su rostro, tan común
como el de un carnicero, ¿yo era la res?
Al final de su parloteo, me libera la
boca, mis labios no sabían que decir, me había propuesto algo que
hace años deseaba pero que por mis miedos o tal vez por mis
obligaciones nunca había tenido el valor de llevar adelante. Con una
sonrisa esperaba mi respuesta, sus dientes eran como cuchillos de
marfil, grandes y brillantes, su nariz aguileña parecía una flecha
hacia abajo y eso los hacia aun más llamativos.
-Si, le dije, estoy dispuesto a que
me ayudes. Creo que sos el correcto, pero... tengo un deseo, bah! En
realidad es una fantasía, deseo ser devorado, quiero verte comer mi
carne, mierda!, es difícil para mi decirte esto, no te conozco, pero
si quiero un fin, quiero que sea uno realmente espectacular. ¿qué
opinas?
Sus mejillas huesudas se ruborizaron,
estaba encantado. Sin dudarlo me dijo que si. ¿había encontrado a
mi alma gemela, a mi hermano? Íbamos a ser carne, sangre y huesos en
definitiva... que podría afectarme cumplir este sueño. Este sujeto,
que al principio parecía un profesional con experiencia, se había
transformado en un purrete que le temblaban las manos y la voz; era
mi deber tranquilizarlo, le pregunté si todavía estábamos en casa,
él me dijo que no, que estábamos en la suya. Pero enseguida me dijo
que tenía todo lo que vayamos a necesitar, y que me iba a sacar de
este inmundo lugar libre, porque él me quería libre en mi decisión.
Me desató, me ayudó a reincorporarme,
en ningún momento dudo de mi honestidad y yo no dudé de él,
caminamos por un pasillo húmedo, subimos una escalera a oscuras hasta
que salimos por una puerta marrón, y efectivamente estábamos en su
casa. Era amplia, de techos altos, fotos de sus animales y de amigos
colgadas en las paredes, unas paredes color verde agua ampliaban las
habitaciones aun más, pequeños adornos de porcelana adornaban los
muebles antiguos, mientras recorríamos la casa, él me contó que
trabajaba en el banco, que era de salir a correr seguido por las
mañanas y que en esos momentos de soledad extrema, de
ensimismamiento profundo, empezó a idear los asesinatos, hacia
kilómetros corriendo y eso le daba el tiempo suficiente para pensar
cada uno de sus actos, me dijo que se sentía satisfecho cada vez que
lo hacia y la policía no llegaba a nada. Sirvió vino en unas copas,
mientras hablábamos de lo vulgar que se habían vuelto nuestras vidas,
se acerco a mi casi pegado a mi rostro, y me preguntó en tono serio
si realmente quería seguir adelante, le puse mi mano en su hombro, y
con una sonrisa afirme.
Escuchamos música, la noche parecía
que no quería acabar, reímos, disfrutamos de nuestra compañía,
nunca pensé conocer a un ser tan maravilloso, pero la hora se
acercaba. La llama incendiaria de sus ojos nunca había dejado de
brillar, pero se transformó en el momento en que le dije que era el
momento de cenar. Rápidamente, volteo hacia uno de los cajones, lo
abrió y saco un juego de jeringa y agujas, tenía a mano un frasco de
morfina, me arremangue la manga de la camisa e inyectó la sustancia,
la dosis no me iba a dormir yo quería estar lo suficientemente
despierto para ver como me devoraba.
-Quiero ver como me cortas mi pene
y lo comas, le dije.
Acto seguido me desnudé, el me ayudó
tan gentilmente que parecía un enfermero desvistiendo a un viejito.
Desplegó sus cuchillos sobre la mesa, la imagen se me iba nublando
pero yo resistía a no dormirme. Agarró el mejor y más confiable de
sus instrumentos, según él, y lentamente se fue acercando hacia mi.
5 ½
La noche era fresca y la luna amarilla
y grande nos regalaba su luz, nuestra magia había hecho conexión,
teníamos a dios en nosotros, reíamos, bebíamos buen vino, ¿qué más
podía yo, un humilde servidor, pedir?
Tu piel irradia calor, tus rulos negros
como el azabache están sedosos, y la morfina te hace caer es ese
sopor tan dulce, me gusta verte así. Vamos a ser uno, mi amigo. Voy a
cumplir tu deseo.
Estas desnudo frente a mi, sentado en
la silla con la copa en la mano, libre, libre como pájaros, libre
como el Super Hombre, has decidido transformarte en alimento de tu
hermano y has despojado a los chacales tus restos. Una mano firme,
una mano amiga hará el trabajo, soy tuyo y vos sos mio. Te beso la
frente, te beso los ojos...
El hecho está consumado, trate de ser
lo más rápido y limpio posible, tu sangre sale a borbotones, vos
reís a carcajadas, yo te veo, sos maravilloso, me arrodillo frente a
vos y te agradezco, mi querido compañero. Hoy esta habitación se
volvió roja, como el vino de nuestras copas, copas que llenas de
alegrías y recuerdos, fueron vaciadas y vueltas a llenar con amor y
futuro, las penas quedaron atrás, eso dalo por seguro.
Me dirijo, con tu carne hacia la
cocina, el eterno este momento, grandioso, esplendido. ¿Cómo
catalogarlos? ¿cómo olvidarlo?
Mi amigo canta a viva voz Bella Chao,
ríe, ¡es feliz! He limpiado su ser, he cumplido con el propósito
destina por los dioses, simples hombres podemos hacer grandes cosas,
dar felicidad, dar amor, dar calor en las noches de frío, dar vida,
dar muerte, dar amistad. Su carne está lista, voy a su encuentro, mi
amigo sigue despierto, aunque un poco pálido, entre las piernas tiene
un paño que antes era blanco y tiene una bata irónicamente roja; es
precioso, parece el Dr. Pozzi de Sargent, me sonríe y yo le sonrío.
La complicidad es tan grande como esta casa, ¿podría pedir algo
más?, tal vez, un poco de vino, pero tinto.
6
Yo estaba sentado en un charco de
sangre, tenía frío, pero estaba satisfecho. Él se sentó frente a
mi, era alto e imponente, me sirvió vino, hizo un chascarrillo por
el color rojo oscuro de la bebida, y mi atuendo. Mientras me
devoraba, mientras masticaba mi carne, ser se iluminaba, parecía que
le habían salido alas en su espalda, y el aire que nos rodeaba nos
hacia más livianos. Termine mi copa, y le dije que tenía mucho
frío, él asintió con la cabeza y fue hasta el baño, cuando volvió me dijo que la bañera estaba llenándose, me ayudo a levantarme, le
dije que me daba pena ensuciar su casa, que en otro momento lo
hubiese limpiado, sentía que me iba apagando, que mis años se
habían triplicado y mis fuerzas me iban dejando, como pude llegue al
dichoso baño, blanco, impoluto, con un agradable olor a lavanda; me
sumerjo en el agua caliente, me sumerjo en una agua cristalina, me
sumerjo en el sopor de una despedida, mis ojos son los únicos que
quedan en la superficie, una superficie dura y catastrófica; estoy
entrando en un lugar enigmático, mis sentidos se atontan con cada
segundo, mis manos tocan pero no sienten, mis oídos ya no escuchan,
entro al espacio infinito de la muerte, donde no logro dilucidar mis
emociones, mis movimientos o mis pensamientos. La mente se me está
yendo lejos, como un potro salvaje, se va galopando raudamente, un
potro que es libre y vigoroso. El agua hace que mis huesos se relajen
y lo agradecen, sentía que se partían como cristales a cada paso,
pero ahora estoy mucho mejor.
- Prometeme que no me vas a
desperdiciar, que no vas a permitir que los buitres me toquen, le
dije, mirándolo con seriedad. Volvió a asentir en silencio, todo esto
era muy importante para ambos, teníamos entre las manos un sueño,
una esperanza, el clamor de dos esclavos de la monotonía, que
decidieron romper con lo establecido, eramos los espíritus rebeldes
del sistema, un sistema donde el placer lo encontrábamos en el fondo
de una lata o entre las piernas de un puta, tan vacíos estábamos, tan
perdidos.
Él me mira, con un gesto de amor
infinito y del trabajo bien hecho, es mi gran benefactor, mi
salvador. No decimos ni una sola palabra, el tiempo se detiene y las
luces amarillas hacen de este sitio un cuadro de Van Gogh, el
amarillo es felicidad, es el reflejo de nuestras almas, almas que se
purifican después de pasar años sufriendo, callando y vagando por
las calles de una ciudad gris y feroz. Ya no tengo dolores, ya no me
importa quedarme pelado, ya no me importan las pastillas, ni mi
trabajo, aun sigo odiando a los políticos mentirosos o a la policía
inepta que no sirve para nada, recuerdo mi niñez, a mis viejos,
recuerdo a Julia y sus hermosas piernas, recuerdo a mi viejo amor con
sus ojitos chiquitos vivarachos, recuerdo cuando me decía “te amo,
a pesar de todo y de todos”, deseo sentir el pasto fresco en la
planta de mis pies, deseo ver brillar el sol, grande como una pelota
amarilla en el cielo rosa de un amanecer de primavera, quiero jugar
con mis gatos y mis perros en un campo amplio, quiero correr y
tirarme al suelo, fatigado pero con el pecho henchido de amor, del
amor de esa mujer que me prometía amarme por siempre. Renaceré, se
que lo haré, convertido en el hombre nuevo, de nuevos valores,
nuevos sueños, con días y noches infinitas, renaceré en la flor,
en la tierra, en el aire.
Ya no siento miedo, solo siento frío.