sábado, 25 de marzo de 2017

Quisiera

Fuimos presa
de nuestros
demonios.
Devoraron
nuestro amor
Como lobos.
y nosotros no
pudimos hacer
nada.
La fiebre
de nuestra
pasión nos
quemó,
nos incendió.
Y no supimos
volver a
florecer.
Quisiera
ser Lo que
vos pedís...

lunes, 20 de marzo de 2017

Tres

Saco la cabeza de adentro del agua y respiro hondamente, miro alrededor mío y estoy solo en el baño, como siempre… la luz del foco titila y me ilumina mal, ¿será eso o yo estoy desapareciendo? Prendo un cigarrillo y me siento en el inodoro, tengo miedo de ir a mi pieza, de encontrar mi cuerpo tirado sin vida, sin aliento. Fumo como un desesperado mientras termino de vestirme, salgo sin mirar hacia mi cuarto, el miedo corroe mis huesos. Ya en la calle puedo oler ese hedor a pánico, a locura; sigo caminando sin lugar a donde ir.
El día tiene ese tinte verde que solo mis ojos lo ven, una de las tantas locuras mías, un perfume a sangre me sigue pero a nadie le importa eso, nadie se para a preocuparse por eso. Todo es tan claro en mi cabeza pero tan confuso. Miro el semáforo, que me da tres luces azules, y cruzo la calle.
En mi bolsillo tengo un cuchillo y estoy dispuesto a usarlo con cualquiera, agarro el camino para el río, ese amigo que nunca pregunta qué crimen hice o en qué problema me meti esta vez; alli las flores lloran mil poemas y los pájaros se vuelven criaturas horrorosas y feroces para los insectos, el día se va poniendo gris triste, pero la luz de las personas se vuelve azul turquesa. Ayer tomé de más y me duelen los labios, eso es normal, pero en mi cabeza falta algo más que la cordura. La soledad es buena compañera, solo para poder llorar.
Mi cuchillo pide salir y mis manos están transpiradas de ansiedad, quieren acción buscan acción. En la costanera los sonidos se mezclan se confunden con cada movimiento. Los galpones añejos y arruinados se cubren de todo bajo las sombras, como si tuvieran vergüenza. Distintas figuras se dibujan en ellos, muecas espantosas de los años. No recuerdo nada ni por qué estoy así.
Tenía la cabeza fría, apuré el paso como si alguien me estuviese persiguiendo. Cada tanto, giraba la cabeza, sentía sus pisadas persecutorias, como las de un asesino al acecho.
Las drogas habían hecho pedazos mis nervios, ¿por qué mierda estoy asustado? ¿por qué carajos estoy ansioso?
El cuchillo en mi bolsillo gritaba desesperado por salir, creo haber oído su lamento... A lo lejos veo una posible victima; es curioso que en los momentos justos siempre algún imbecil aparece. Jadeante, casi sin aliento le doy alcance. Su aspecto no era mejor que el mio, un borracho asqueroso, sucio y que apestaba a mierda. tenía los ojos vacíos y no pretendió defenderse.
Después de hacer lo que debía hacer, limpio mi arma llena de sangre en mis pantalones, sigo caminando y un dolor en mi estomago a cada paso se hace más agudo. Igual, hoy no estoy para eso, tengo que saciar al caníbal interior; unas cuadras más adelante hay un tipo sentado en la vereda, parece decente y no se mueve. Me escondo en la sombra y otra vez mi cuchillo hace su labor. Su boca nunca dijo nada. Este dolor se hace insostenible y ahora mi camisa está cada vez más empapada ¿de sudor?
Prendo un cigarrillo y me duele el pecho, continuo caminando y el camino se hace cada vez más largo, más estrecho y oscuro. Sorprendentemente, de la más extraña casualidad me encuentro con un nene, me acerco a él y al principio temeroso trato de encontrar a alguien más, la calle estaba vacía no había ruidos no había gente, solo ese nene y yo. Me acerco y violentamente le agarro el pelo por atrás, sin dejar que se dé vuelta para verme. Mi cuchillo ensangrentado, mi mano ensangrentada iban a dar su último golpe... En un rapto de estupidez quiero verle la cara a mi victima. ERA YO!!!, horrorizado suelto el cabello de ese monstruo y me doy cuenta que estoy bañado en sangre en mi sangre, que tengo varias puñaladas en mi cuerpo; que el tipo decente, que el borracho con olor a mierda, que en realidad yo era ellos, como el chico que estaba frente mío.
Furioso, tomo otra vez al nene por los pelos, él me miraba con una paz inmunda, de un solo movimiento le corto la garganta.
No pienses mal de mi, realmente eso me desbastaría. Ene esta batalla final, sé que el cuerpo que está en mi cama pertenece a mi conciencia, a mi razón. Que nunca terminó siendo muy amiga mía o sencillamente no tenía nada que ver conmigo.
Termino creyendo que en un punto, era lo correcto ¿Cómo puedo vivir así, cuerdo y loco? ¿Cómo puedo vivir?
Me parece que no fue buena idea haber salido de mi casa esta noche...

En silencio

Trate de entenderte
estuve con vos.
te amo, ¿cómo no lo voy a hacer?
pero me consumiste.
te escuche y
cuide
Aunque sabía que
lo que yo
te daba
era para el olvido.
No puedo contra eso
¿cómo voy a pelear contra eso?
Sólo me queda escribirte
en silencio, sin
nombrarte.
Soy un idiota, lo sé
Te amo, a cada momento
a cada instante.
Hoy termino así
sentado
rodeado de botellas
y cigarrillos
pensando en lo que te
diría si estuvieras conmigo
Imaginando
soñando, entre humo y
olor a alcohol.
Creo que no me queda nada más
de vos
¿por qué nuestra distancia es tan grande?
soy capaz de regalarte mis ojos
así como mi vida...
ya lo sé, soy un idiota

martes, 14 de marzo de 2017

La bestia

   Mis manos transpiran otra vez, el acero frío de la reja de mis ojos, las enloquece. Mi cabeza se ha transformado, mis intestinos son ahora cadenas que atan mi alma. Triste veo desde dentro de mí  a las personas andar; al pobre sufrir y al rico robar…
   Agarro mi arma y salgo a matar, inconsciente, embroncado, sediento, hambriento! El sol azota con odio la tierra, nos está cocinando de a poco, lento y dolorosamente. Trabo mi mandíbula y afilo mis dientes, el cemento es selva, salvaje gris, salvaje asesinato…
   Velozmente me deslizo por las alcantarillas de esta ciudad; cae la noche y no estamos para cuentos, estamos para la acción!!! Una, dos, tres, cuatro, cien víctimas se desploman a mis pies, el sabor a sangre se huele desde lejos, hasta en el desierto más seco; indomable sensación. La policía me está buscando, desea cazar…
   En momentos como este no encuentro las palabras para definirme, el olvido es así. Como lo ves. Tuve todo y tuve nada, rompía siluetas con mis ojos, rompía risas, pero ya no, ya no más. Me desarticule, me fui de este mundo, tirándome (por donde iba) al vacío, a la oscuridad. Saboree la victoria con mis labios, pero no eran los míos, los de mi corazón; mis cuentos hablaban de mí en sus hojas, en sus letras… vagos recuerdos. Y una y otra y otra vez rompía mi sien con las pastillas, venenos en cápsulas (lo que daría por volver a hacerlo) me desvanecía, con el viento me hacía uno y paseaba y reía y soñaba.
   Nunca pude pisar bien en esta tierra, creo que mi estadía en este mundo fue equivocada, mal hecha. Yo merecía perderme en otro lado, en otra situación. Boca abajo respiraba mi vida tan frágil como el tiempo, tratando de no ver a los ojos a la realidad, jodida realidad; estaba pendiente de la inconsciencia que me rodeaba. Era como si en realidad no pensara, bueno… todavía trato de no hacerlo mucho. Como extraño esos momentos de soledad matutina, cuando pude tener tus sentidos, amarlos, para después destrozarlos con palabras bonitas de doble filo. Me confieso… tuve responsabilidad, responsabilidad de destruirte sádicamente con mis manos con mis palabras, con la mentira de ser yo.
   Fui recortado de todo, termine lejos de donde había empezado y me arrepentí, aunque eso no cuenta en las verdades de los mentirosos.
   Pero después de una noche productiva, viene la calma. Me echo a dormir, pienso mientras duermo, calculo mis movimientos… asesino frío y calculador; pena de muerte o muerte de pena, esos son mis dos finales. Ensangrentado, rabioso y sobre todo victorioso. Se hace de día y yo salgo a la calle, sufriendo por dentro pero hecho un señor, soy un señor en este mundo en esta realidad. Una bestia hecha “hombre”, el hombre hecho prisionero, agonizante…
   Con el vil metal se compran personas y con el plomo frío me adueño de sus almas, me alimento de personas… pero soy un señor y no gracias al dinero. Pero justamente mi alma, mi alma!, se desgrana como el aire y sueña ser libre, pero está atada y los ojos me sangran, no me libero, pero te veo.
   La bestialidad vuelve a tomar forma, fuerzo palabras y antes de matar mis labios (morados por el frío y quebrados por mil drogas) articulan un: “Adiós mis queridossss”, familias enteras caen como capullos de algodón y mis fauces devoran sus huesos. Todo un caníbal con estilo. Prendo la radio y la dulce melodía del rock calienta mi sangre, enciendo un cigarrillo; sobre mi cama yace el cuerpo de una mujer, ayer sus piernas me abrazaban y hoy no se mueve, pero no importa, sus ojos descarrilados son buena compañía. El insomnio es buen estimulante, dulces ojos rojos… jumm!!!
   Mi conciencia traslada a mi cuerpo cansado hacia la cama, dulce cama. Catorce horas de trabajo, donde lo único que está en mi cabeza es el sueño. Me acuesto junto a ella, su cuerpo frío me hace transpirar. La acaricio, toco su piel, en donde antes había sudor ahora hay sangre, roja sangre, azul, violeta, claro, amargo…
   Cierro los ojos y esfuerzo mi imaginación al máximo, es en esos momentos en los que no me gustaría ser yo, ser otro y ver esta escena (como en una película), ver a ese pobre diablo acostado al lado de un cadáver y reír, cómodo en mi asiento, esa cruel comodidad burguesa. Pero esta presión, esta tensión en mis ojos en mis manos y en mi sien no me dejan ni un minuto.

   La sangre de esa mujer comienza a corroer mi cuerpo, fría sangre. De un salto me paro al costado de mi cama ¿estoy decidido a ir por más? Seguro que si. Agarro mi arma… metal, asesino metal, aspiro tu olor y me gustás. El cielo cae de rodillas frente a mi y mi arma, cualquiera de las dos. Un poco de whisky que afecte mi conciencia y salgo hecho un señor…

Los ángeles

La locura 
Mis días no pasaban, demasiadas horas para mi gusto. Días y noches eran lo mismo; mi trabajo era basura; mis lágrimas ríos y mis manos… mis manos rotas, grises, dolidas, no me hablaban.
  Cuando visitaba a mi vieja, ella hablaba, mientras que mi mente tejía enormes redes de sueños y fantasías. Todas ellas arruinadas por la dura realidad, odiosa y opresora; viajaba en las más altas nubes, caía en los más bajos fondos. Y nada, tan solo nada, eso era mi vida (de colores pálidos, de aromas con gusto a humo, a miedo a dolor…)
  De tanto en tanto la soledad golpeaba a mi puerta, pero lamentablemente una de esas veces fue certera. Los amigos se esfumaron como los sueños más felices, en este mundo de cruel realidad, los amores que alguna vez tuve ya no estaban, estaba sólo como siempre lo había estado en una muchedumbre, pero no creía que alguien lo sabía (tal vez por mi fría personalidad). Es así  éste dragón, te devora y no perdona, da escalofríos sentirlo así…
  La verdad lastima y puede llegar a ofender, créeme que yo lo sentí así. En ese momento no rescataba nada de mi, de nadie (hoy tampoco) porque me di cuenta que todo es nada acá, en esta tierra parloteante y cruel.
  Estaba desmoronado, las ruinas de mi no decían ni una palabra, la alegría había dejado este cuerpo devastado por el olvido (duro, durísimo olvido). A veces pienso que es una pesadilla todo esto, me ahogo en ella y todo desaparece, termino lastimado en cada lucha, es una característica de mí, la de un perdedor. ¿Cómo describirlo…?, mi corazón creía en algo que fue desmentido y las esperanzas no valen de nada…¡¡¡socorro por favor!!!
  Esta depresión, este pozo, llegaba hasta lo más profundo de mí. Ya no quería hacer nada, estaba cansado aunque sea joven, no valía, mi destino terminaba siendo oscuro. La gente no mira a un herido como yo, que supo ser victorioso (el más grande) al que todos amaban y odiaban de igual manera, pero hoy me queda algo peor que el odio… la amarga soledad. No sé que será de mi futuro, tengo cansancio encima de mis hombros… ¿Qué puedo hacer?
  Solía caminar, siempre a la orilla del río (amplio y majestuoso), pensando en cómo sería la vida debajo del agua; sin sonidos, sin humo, sin palabras. Donde las lágrimas no se ven, y en esos momentos sentía que el esqueleto se me escapaba del cuerpo, rompía mi piel, la desgarraba y dejándola tirada se iba, sin pudor… y con él se iban mis ideas, como si nada terminaba en el piso, borracho, corroído por el odio, por el asco, por la locura. Vomitaba mi alma a cada trago, imaginando que un supuesto héroe, un superhéroe, me rescataría y sería mi amigo, invitándome a volar y salvar gente. Fantaseaba con eso mientras tomaba, ese ácido amigo y confidente, en el que se transforma el vino barato para un borracho perdido.
  En los mediodías,  mi cerebro se abría y salían de él un sin fin de flores, flores hermosas, flores que se iban con el viento, flores hermosas pero de débiles… tenían el olor a la amargura. ¡Y yo!, miraba al cielo, en busca de mi amigo, ese héroe. En ciertas ocasiones, me sentaba en las plazas a ver a las personas hablar e imaginaba que charlaban conmigo, que las hermosas mujeres que pasaban se acercaban a besarme, que me miraban, que me amaban. Y que luego de declararme su amor incondicional, me dejaban sin motivo. Creo que eso me gustaba como se sentía, el amor perdido. Lo disfrutaba, me sentía identificado, me encantaba. Solo yo, yo y nada más que yo. Esa era la motivación. ¿Egoísmo?, puede ser. ¿Masoquismo?, no lo creo. ¿Autolástimas?, ¿Estupidez?, no lo sé, pero si sé que era LOCURA.
  Comía imaginación y bebía alcohol.

El momento
  Ya flaco, barbudo y con la imaginación seca, me recuesto en mi cama de espinas y el llanto me invade, la oscuridad (fría y demoníaca) empieza a apropiarse de mi cuarto, los pequeños crujidos se vuelven ruidos espantosos, la locura ya me murmura al oído, me envuelve, me come, me bebe, me hace parte de ella y la hago parte de mí. Es un momento mágico, cruel y mágico…En medio de ese éxtasis demencial, siento una mano en mi pecho, y con esa mano una cálida y tranquila luz. Así llegó por primera vez uno de esos bellos ángeles a mi vida, ese momento fue SUBLIME, sus ojos me aclararon mi oscuro rostro de miedo.
  Intente  hablarle, pero me puso una de sus manos en mi boca, luego me acarició la cara y me beso. Las palabras no fueron necesarias en ese momento, en esas horas en esos minutos (había perdido la poca y corrompida noción del tiempo). La cama de espinas se convirtió en el mejor y más fino aposento, la habitación se iluminó y ella se entregó a mi. Su piel, olía a jardín; sus manos curaban las heridas de mi alma; su boca me besaba y parecía que me asfixiaba pero nunca me quedaba sin aire; sus piernas me abrazaban, se enroscaban en mi cuerpo; y sus preciosas alas se abrían y se cerraban, se estiraban y se encogían, blancas como la nieve, suaves como una nube.
  Cuando desperté ella ya no estaba, ¡¡¡me dejo!!! , ¡¡¡NO PUEDE SER!!!
  ¿Qué va a ser de mí?, la angustia me había empezado a comer, no sabía si había sido real o no, si era uno de los tantos juegos de mi mente… trataba de plantar los pies en la tierra y razonar, pero era algo que hace mucho no hacía, era algo que había dejado en desuso. No era algo que me daba gracia, al contrario, me sentía tonto, un perfecto imbécil, porque no había sido parte de aquella ilusión, sino que había sido una víctima de ella.
  Estuve así todo el día, preguntándome, haciendo cálculos, no sé, cualquier cosa que me pueda dar una razón para lo que pasó la noche anterior. Al mediodía, tratando de que no me sofoquen las preguntas  salgo a la calle a hacer mi juego diario de las conversaciones con extraños, me siento en un banco de la plaza y espero a mi primera víctima, había salido a matar, afilado como un cuchillo, con mi cabeza hecha un arma, estaba totalmente sacado, raro, con energía, con ánimo. Y que veo, la primera mujer acercándose, era linda, pero las balas de mi imaginación no salieron, no respondieron, ¿Qué me está pasando?, ella era ese ángel, me quedé estupefacto. La muchacha pasó sin prestarme atención, y esa actitud fue como un puñal, ¿Pero cómo, si anoche estuviste conmigo?, ¿no te acordas?, y ella nada. Sentí que mi cuerpo me dejaba; veo más allá y pasa otra mujer (mi sangre se congela) también es ella, y otra mujer y ¡¡¡también!!!! ¿Por Dios que me está pasando?
  Salgo corriendo y las calles se me hacen eternas, cruzo de una vereda a la otra, vuelvo a cruzar y así hasta que caigo rendido en un descampado. Las dudas me agobian, me taladran en la cabeza. Tomo aire, prendo un cigarrillo, y me repito una y otra vez que esto no es gracioso, que no quiero esto, que no es mío.
Después de un rato me calmo, me meto en un bar, pido el mismo veneno de siempre, y empiezo a tomar como si fuera la última vez, y en mi mente se pasan las imágenes de ese hermoso ángel, gimiendo, gozando, mirándome, como un lobo mira a su presa; estoy aterrado y eso me obliga a tomar y a fumar, un cigarrillo tras otro, un trago tras otro. Así el día se hace de noche, me echan como un perro pulgoso de aquel bar, y me voy a caminar, por esas calles negras y tan bien conocidas. Llego al rancho que es mi palacio, miro la heladera y no hay nada, solo un vaso con agua, hago una sonrisa, prendo otro cigarrillo y me voy a la cama. ¿Cómo poder explicar lo que vi?, ahí estaba recostada una hermosa mujer, morena de piel y de ojos negros penetrantes, me hizo una señal para que me acerque e hipnotizado fui hacia ella. Otra noche como aquella noche, gloriosa. Pero también tendrá el mismo fin…

Los manantiales de casa roja
  Los malvones saludaban el paso de cualquiera, el rocío de la noche anterior los hacía como de vidrio. Yo estaba caído, mi cabeza ida y mis manos sangrando, pero dentro de todo me sentía bien, sin expresarme camine por el pasto, el patio estaba agradable, verde y soleado.
  Los ojos me ardían, el sol con su cabellera rubia me aclaraba que ya era casi mediodía, no sabía dónde iba, tan sólo caminaba en ese inmenso lugar. Los pájaros discutían por un poco de comida, unas migajas de quien sabe que, las alimañas lo mismo; todo era hermoso superficialmente, pero en lo profundo se veía una lucha feroz. Esos malvones, ese pasto tan hermoso, eran plásticos, ese sol era violencia. Yo me refugio en un rincón, tan temeroso, tan asustado por lo que vi… que decidí escapar pero no sabía para donde; la duda de que si ese lugar era mío o no, de que si la pobreza era mía o no.
  Levanto mis ojos buscando algo, implorando algo y duramente veo que ese Dios no existe, no existe ningún ser capaz de complacer una angustia, de sanar ninguna herida, no hay nada en ese silencio, nada más que una esperanza mentirosa…
  Se me acerca una paloma, no sé porque le empecé a hablar y a contar  todas mis desventuras y todo lo que veía, era como mi única amiga. Una imagen graciosa y triste, un poco bizarra a mi parecer; todo un desahogo animal. Esta conversación unidireccional llevó varias horas, ya que la noche cayó sobre el patio, ese manto oscuro da cobijo a todas las especies “bajas”, cuando la especie que las oprime descansa; es como una pseudo libertad. Ríen, festejan, se reúnen, copulan… sus cuerpos y sus mentes gozan de esa especie de libertad, aunque a veces dañina. Y yo estoy con ellos, yo soy ellos, soy parte, estoy en esa masa de gente. Me animo, salgo de mi refugio, y comienzo a pasear por ese lugar, soy impune, soy la noche, estoy así por un par de horas más y vuelvo a mi casa, como un vampiro que vuelve a su ataúd.
  Y como la historia ya lo viene mostrando, allí en mi cama, estaba una de ellas, pero una distinta a las anteriores, pero igualmente hermosa. Esta era de piel clara y de cabellos de colores, y su risa era encantadora, en todo momento en que estuvo conmigo sonrió, de piernas largas y de ojos de negro profundo.

Otra noche
  Yo estaba en shock, ni un pestañeo, ni un movimiento, nada. Cada vez que se iban y me dejaban al despertar me quedaba por un rato largo como sin aire, era así, ME DEJABAN SIN AIRE.
Caminaba por la calle fumando (como de costumbre) y en mis manos un puñado de dilemas… ¿Qué me queda a mí de todo esto? ¿Qué gano de ellas? Algunas veces me sentía preso y otras me sentía libre ¿Pero cómo sentirme libre si estaba encerrado en este mundo, en este sistema?, ¿cómo saberlo, si paso de la locura a la extrema locura? ¿Ángeles?
  Noches espléndidas fluían de sus ojos, como el agua de los manantiales. Las horas las hacían minutos, eran noches de lujuria las que vivían en mi cama, en esos momentos en que los ángeles llegaban. Caían sobre mi como cazadores sobre su presa, sus besos enamorarían a cualquiera, sus manos fueron capaces de tocar mi alma, de desgarrarla…
  Me siento atado, con una bola de metal sujeta a mi tobillo.
  Una noche, después de visitar el río, y de recibir ese aire refrescante, me encuentro con una de ellas (esta vez no estaba en mi cama, sino que me esperó en mi puerta). Sus ojos disparaban una y otra vez hacia mí, y sus dientes se clavaron en mi cuello como un vampiro sediento, sentía dolor un dulce dolor. Agarro su cara, la miro fijo y le pregunto porque estaba junto a mí, no me contestó, su boca solo hizo una mueca de compasión y me besó. Me sentí indefenso, junto a semejante mujer o ángel, sus piernas me abrazaban y sus manos, dulces manos de seda, me acariciaban, me entendían, me cubrían. No fue igual que las otras noches. Me había enamorado, aunque reniegue del amor, lo sienta fastidioso, enfermo y sea una droga a la cual siempre le escape, en ese momento lo sentía y era mío. OH! Vanidad, te presentaste con esa mujer y ahora no quieres irte, vanidad un lindo y pesado lastre… una amante a la cual debo alimentar con mi propia carne. ¿Qué locura vas a obligarme a hacer?
  Me sentía con suerte y sin ánimo de dejarla irse (creo que por eso esta vez no me dormí); dulcemente ese ángel se levantó de la cama lista para marcharse, pero antes de que se me escapara la tome del tobillo y, le confesé mi amor, mi perdido amor por ella. De mis ojos comenzaron a rodar lágrimas gordas de verdad y pasión, pero sin decir ni una sola palabra y mirándome con sus ojos penetrantes arrancó su pie de mis manos, juro que lo que hice no lo quise hacer, pero lo hice… Me transforme en una bestia, en un animal dolido, y con mi puño de acero la destruí; la quería pero ella a mi no y eso no lo soporte. Envenenado por tanta locura destruí su cuerpo, su alma, lo que amaba.
  Luego de semejante brutalidad humana caí de rodillas, lloré como nunca lo había hecho, maldecía mientras su cuerpo yacía en mis brazos. Salgo a la calle atormentado por la locura, no sabía donde ir, ¿la policía?, nunca iban a creerme que mate a un ángel, ¿el loquero?, jamás iría a ese lugar, solo me queda la calle, ese lugar nada pide a cambio…

Lo que quedó de mí
  Las mañanas en las que podía volar, las fui perdiendo en algún lugar y, me fui cortando poco a poco en pedazos. Si alguna vez te hice llorar tuve miedo de terminar otra vez con vos, de asesinarte, por favor no olvides de volver a mis ojos que te esperan. Esa vez que yo te maté, yo no sonreí; tu cara se me iba borrando, muy despacio… ¿por qué tiemblo cuando no estás a mi lado?
  Tuve mil formas de llorar (ya todas se me han olvidado), amargado tiro todo, cuelgo todo, acompaño mi amanecer acartonado, tostado, mordido por mí y por la vanidad de ser. Absorbo el Sol con mis alas, tibiamente recogidas al hombro. Los ojos del Sol reían apacibles y sencillos, mientras yo estaba tirado dormitando en la hierba, dulce hierba. Estaba vacío (retirado de mi mismo), sin maldad y sin sutileza de ser yo; tan mío como tan tuyo. Así como me sentís…
  Me cubrí los ojos y las lágrimas rodaron por mi rostro nuevamente. Volví a llorar. Y pude ver por entre mis manos tu belleza sagas, armoniosa. Tus ojos grandes y negros… tus curvas de mujer plácida (muy delicadas) colgaban de vos, como flores. Pero cada tanto caía, siendo yo, estando ahí, violeta y arrugado, solo de todo y de todos, y vos ya no estabas. Esperanza tengo, de otra vez encontrarte (acá y ahora), donde nadie nos puede encontrar, donde la oscuridad no llega pero la luz alumbra, en ese lugar que sólo es para vos y para mi, ese mundo de imaginación.
Te me vas lejos, muy lejos, con tu corazón y el mío. No puedo encontrarte, las mañanas se me rompen caen como lluvia, como espejos rotos del cielo. No sé más, no sé nada, no puedo terminarme.

jueves, 9 de marzo de 2017

Nos refugiamos

En ese puente ruinoso
y casi olvidado
nos juramos amor
Yo estaba de negro
y vos hermosa.
En el monte nativo
nos refugiados,
caminamos esa
playa, ese pequeño arroyo.
Tus ojitos brillaban
y me daban esperanza.
En ese puente ruinoso
te miré enamorado
y te dije que
eramos los dos para los dos.
Aún lo recuerdo
pero me quiero olvidar
Nos desangramos
nos peleamos
nos odiamos
Y todo nuestro
amor quedó en
ese puente
en ese monte nativo
en esa playa
Que quiero olvidar

Recuerdos

estaba sentado en el suelo, tomaba algo fresco porque el calor de ese día de enero era realmente asqueroso. Trataba de pensar en cualquier cosa en creer que iba a estár mejor o que ya pronto se me iba a pasar, no sé.
Prendí un cigarrillo, el humo subía con pereza, como sin ganas de subir por el calor. Realmente odio este clima, podría estar haciendo cualquier cosa menos pensar o sentir, tenía muchas ganas de arrancarme el corazón de dejarlo en un rincón e irme.
escapar tal vez era la solución, pero no podía, estaba anclado en este suelo, en esta casa vacía, en mi cabeza.
cayo la noche y la temperatura seguía elevada, tomo fuerzas y me paro, un poco de ejercicio no me va a hacer nada, salgo a caminar. Las chicas lindas pasean, los tipos rudos corren todos sudados mostrando sus músculos, la plaza es el mejor lugar, ahí corre aire renovador. las caras felices, dibujan lindo momentos que se van con el mismo fulgor que con el que vinieron; estábamos sentados ahí, en el otro banco cuando te dije que te amaba, vos me miraste y me dijiste que también lo hacías.
Un recuerdo tras otro, las caminatas en el centro, los abrazos y besos, desperdigados por toda la calle, derrochados en su abundancia. yo te abrazaba para nunca perderte y vos sonreías.
tus ojitos brillaban, siempre recuerdo tus ojos. Tu boca roja y tentadora me hablaba y yo me perdía en tus labios. Ahora camino solo, quien sabe si el que está con vos te merece… no sé, esa pregunta me martilla la sien a cada rato
¿Qué te dice? ¿qué te hace?
¿Cuántos besos te da? ¿Cuánto te ama?
mierda, me estoy volviendo loco, camino más rápido como para escaparme de esos recuerdos que me persiguen, deje la plaza, deje el centro, me voy al río para ver si de una buena vez me ayuda y me lleva. Me paro frente a él, majestuoso e imponente. sus aguas marrones parecen sucias. El viento empezó a soplar con fuerza, siento que vuelo. Doy lastima por donde me mires.

Siempre me va a pasar lo mismo

creo que no es el momento
como para sentirse cómodo
estamos todos molestos
apretados y sudorosos.
en mundo que cada vez más chico
se ha vuelto, pero
las distancias entre nosotros se
han agigantado.
un Beso por aquí
Otro por allá
pero las caras no las conocemos,
los gestos no están
las miradas...
aunque sea esas
miradas vacías, o llenas de
temor o amor
todo está lejos. pero estamos apretados
e incómodos
viendo lo que no nos gusta de este mundo
pero cómodamente
acostados en la mierda.
hoy extraño a mucha gente
muchos ya ni están,
pero los que sí
hacen doler mucho…
no sé si la voy a volver
a encontrar como yo la quiero
siempre me va a pasar
lo mismo. Extrañar
a alguien que
no puedo volver
A ver

Me miraba

Gire mi cabeza y ya no la vi más
estuvo sentada frente a mi un largo tiempo,
me miraba
yo la miraba de vez en cuando.
creo que no le pude decir nada
por mi estúpida
vergüenza.
creo que quiso demostrarme algo,
quiso hacerme entender algo que
no pude comprender.
y así fue, gire la cabeza
y se había ido
no sé donde iba
estaba tan cerca
y mi oportunidad de poder hablarle se fue con
ella.
me baje de mi mente, la fui a buscar
quería decirle que
me perdone
que la quería seguir amando
pero no está,
se fue
y no sé donde.
La perdí por mi
estúpida vergüenza

martes, 7 de marzo de 2017

Como el agua

ya no quiero hablar de vos con amor
te dediqué mil poemas,
mil pensamientos
y un millón de
suspiros.
Quiero dejarte ir
que te vayas como
el agua.
Ya no quiero pensarte más con amor
jugaste con mi corazón
jugaste con mis esperanzas
y las destruiste.
Quiero que desaparezcas
que termines como
una mala canción.
Ya no quiero sentirte con amor
tus palabras como
cuchillo me destrozaron
tus miedos me incendiaron
y tu odio, imposible de olvidar,
me vació.
Tal vez, ahora esté mejor
un dolor no se va tan
rápido
un amor como el que
te tenía no
se olvida tan rápido.

Solo promesas

un día apareció,
era muy linda, tenia un vestidito de jean
le quedaba muy bien.
la vi y cuando la salude no supe como
hacerlo
ella muy libre me dio un beso
en la boca,
yo solo la abrace.
como si fuéramos grandes amigos
pero hace años nos habíamos
dejado de ver
de hablar…
caminamos, reímos
y yo la veía, ella me veía
por dentro sé que ambos
nos deseábamos mucho
pero soy un gran idiota
no podía hacer nada, no me salía
tomamos algo y ella me hablaba
Estaba linda, bonita con sus ojos grandes
Después nos despedimos,
y le robamos un minuto a
este mundo para besarnos
Creo que todo terminó ahí
solo en promesas 
de volver a vernos


lunes, 6 de marzo de 2017

Lo que fué

Realmente estaba confundido
quería
irme a toda costa,
pensaba en todo
en la porquería que fue y
quería
borrar todo
olvidarlo de una buena vez.
Te extraño, lo sé
es imposible
y la mierda vuelve. hace
mucho calor, es una noche
calurosa e inquieta.
Quería
llamarte y besarte
verte otra vez, sentirte
pero las cosas no salieron como lo planee
solo, tan solo
quería
tenerte una vez
más conmigo

jueves, 2 de marzo de 2017

La luz en la noche




Cosas que se terminan

Se nos gastaron
las palabras.
Se nos gastaron los
besos y las caricias.
Se nos gastaron
las peleas,
los insultos y
los "te odio"
Se nos gastaron
las llamadas
desesperadas
de sexo.
Se nos gastaron
las mirada penetrantes
Se nos gastaron
los suspiros y
los pensamientos.
Se nos gastaron las
fantasías del
uno por el otro.
Se nos gastaron
las palabras bonitas
al oído.
se nos gastaron los
intereses mutuos.
en definitiva
se nos gastó el amor.