martes, 31 de enero de 2017

Fotos

Cobardemente
te robé unas fotos
no sé si lo volvería
a hacer. Creo
que con esta vez basta.
Pero necesitaba verte,
verte bien, feliz
y sonriendo.
Tu pelo suelto
tus rulos
caían elegantemente.
Las veo de vez en cuando
en parte me da vergüenza
por lo que hice
como rompí
tu felicidad.
Extraño verte conmigo
lo tengo que confesar.
pero solo, me
quedan tus fotos
estas fotos que te robe
tal vez algún día te las
devuelva o
simplemente las tire
o las pierda.
No lo sé aún
pero lo tenía
que escribir.




                                                                                                                                                 leaalmon

lunes, 30 de enero de 2017

La culpa

— Ey flaco! Ella está muerta.
— Si. Lo sé, yo lo hice.
La gente no lo sabe y
yo tampoco lo
sabía.
— Pero estuviste preso,
por una pelea en el bar...
— La soñé muerta,
la otra noche la
soñé muerta, le dije.
Creo que fue culpa mía.
Estoy en el hospital
ahora, hablando con un
Tipo
Mierda, como me duele
la cabeza
No sé si  Es resaca o qué.
El tipo me mira y
Sigue
— Flaco, chocaron ella
manejaba.
Saque un cigarrillo y le digo
— Si ya sé.
Yo la soñé muerta
La otra noche

El ascensor

Miré
el ascensor
Todo se había ido
de control
Y vos reías como perdida
dolorosamente.
Entre angustia
y locura.
Siempre tomo
cosas para calmarme
Siempre dudo de
mis respuestas rápidas
Y de tu cara de pescado
de esa cara de nada.
Estaba borracho
y te besé
Creo que fue maravilloso

Un susurro

Me acordé de vos
Susurre tu nombre
Y me acordé de lo
Amargo que fue.

Cuchillo

Él vió sus ojos, destellantes y vidriosos, su cuchillo ya había atravesado su carne. Mil cosas le habían pasado por la cabeza en esos instantes violentos; ¿qué podía hacer? ¿Llorar? ¿Gemir de dolor?, nada, absolutamente nada podía hacer. La sangre brota y sus manos sucias por ésta, ya no se movían. Se paró, vio a ambos lados de la calle, no había nadie y la noche estaba clara, una luna gigante los iluminaba y era la única testigo. Un par de perros aullaban y nada más. Guardó el cuchillo sin limpiarlo, escupió el cuerpo sin vida, se había transformado en algo personal, maldijo ese momento y empezó a correr. Hizo un par de cuadras a una velocidad impresionante, su corazón latía con fuerza y se sentía un principiante, nunca le pasó por la cabeza que iba a terminar así. Se frenó en un kiosco poco iluminado, temblaba como una hoja, compró unos cigarrillos y una petaca de whisky, esto no tendría que haber terminado así. Tenía que ser un trabajo limpio, como los demás, sin problemas como los demás. ¿Qué carajos había pasado?, la boca de ese tipo murmuró algo que turbó los nervios de acero de Franco.
Caminó despacio, entró por una calle poblada, la gente iba y venía como si nada pasara en este mundo de mierda, fríos y sin intereses más importantes que un pedazo de piedra. Él los veía como carne con piernas, si pudiera mataría a un par, los degollaría sin remordimientos, como a los demás como siempre, pero no como a este último tipo. Se metió a un bar, necesitaba lavarse las manos y deshacerse del cuchillo. Se miró al espejo, estaba un poco sucio pero nada importante, comprobó que no hubiese nadie, tiró el cuchillo en el basurero y empezó a lavarse; mientras lo hacía recordaba los ojos vacíos pero suplicantes. Esos ojos negros y grandes, interrogantes…
Cuando lo vi salir del baño del bar, él estaba como perdido, se sentó callado y pidió una ginebra; yo me acerqué hasta donde estaba, me siento y lo veo fijamente, él levanta la cabeza y me mira, hace un gesto  y vuelve a bajar la vista.  Le digo: “¿pudiste?”; asiente con la cabeza pero sin decir nada. Un silencio sepulcral lo envolvía; de un momento a otro me dijo: “a veces me dan ganas de pegarme un tiro y dejar de pasarla tan mal, pero no tengo las pelotas para hacerlo y eso es una mierda…”; no le respondí.
Salí de ese antro oliendo a miseria y alcohol, comencé a caminar la calle, no venía ningún auto y eso me daba la libertad para ir por el medio de la calle. Esperando a que aparezca un auto de repente y me pise… a veces tengo esos deseos suicidas. Llego a la bocacalle y doblo, me prendo un cigarrillo, las palabras de derrota y dolor de Franco no las podía olvidar, un tipo así con muchos trabajos encima, con ganas de matarse??? No lo podía creer, pensaba que esos animales no sienten ni el más mínimo dolor ni remordimiento.
Entro a mi casa, agarro la botella de licor antes de prender la luz. Si, soy un alcohólico y suelo pelearme en la calle; a nadie le importo ni me importo yo mismo, en muchas de esas peleas me han dejado muy mal, pero con tan mala suerte que no me han matado… me siento en el sillón y veo la oscuridad, veo como las luces juegan y hacen formas horrendas y tenebrosas, monstruos que vienen por mi, en la noche, silenciosamente y planean lo peor, que desean mi sangre mi carne mis tripas, que desean descuartizarme sádicamente. Los espero sentado, pero no pasa nada…
La flor de mi jardín me dejo, se fue buscando una sonrisa. Quería ser libre, quería volar y yo era su estorbo. Me lo decía seguido, más aún cuando intoxicada nos peleábamos y sus palabras incoherentes me acribillaban; me decía que era el culpable de toda la mierda de este mundo, que con mi sola existencia apestaba a los demás. Eso me hería mucho, me dejaba mal.
No la juzgo, quería algo mejor que yo, quería un verdadero hombre. Tal vez yo no lo sea, nunca nadie me dijo lo contrario; soy un condenado y me da miedo lo que soy, soy un hijo de puta y no lo soporto. Ella era linda, cuando caminaba desnuda por la casa parecía flotar, el suelo era demasiado impuro para ella, aún no sé como una mariposa tan hermosa pudo fijarse en algo como yo. Yo la veía drogarse y el bien y el mal dejaban de existir, solo era ella y nada más. Quedaba sumergida en sí misma y yo ni nadie la alcanzaban. Solía reír mucho y era sublime, sus manos eran suaves como dos pequeños capullos de algodón, que me acariciaban.
Mientras  ella flotaba yo me hundía, el trabajo de mierda, el sueldo de mierda y la vida me golpeaban duro. Le perdía de a poco el sabor a la vida. Pero aún la tenía a ella y eso me empujaba para adelante. Cuando tomó la decisión de volarse la cabeza con mi revolver di por terminado todo. Ahora solo tengo mis miedos y la oscuridad de mi casa rodeándome.
Estoy sentado y golpean mi puerta, con pereza me paro, tengo ya dos días de borracho. Abro la puerta y es Franco; le digo que pase y que busque un lugar para sentarse, me empieza a hablar de cosas sin importancia, mujeres futbol y que comió anoche. Sé que no es realmente el motivo por el que vino, lo sé por su cara (que aunque no la puedo ver por la oscuridad de la casa, me la imagino). Mientras me contaba  del culo de la camarera del café de la esquina, su voz cambió y aunque la forzó para que pareciera que nada ocurrió yo me di cuenta. A Franco lo conozco hace años, nos cruzamos por primera vez en el bar de Roque (un bar de mierda, la bebida era horrible y las putas eran feas), nos presentó Mimi una que laburaba ahí en el bar. Ella me dijo: “ Este hijoputa me quiso matar una vez, pero se arrepintió y cogimos muy bien”, me pareció un tipo común con un laburo de mierda y con una vida jodida. Estaba lastimado y parecía que lo habían cagado a piñas, aunque no sé quien le pego porque Franco es de esos tipos que cuando los ves no solo te cruzas de vereda, sino que cambias de rumbo enseguida. Me dio la mano firmemente y me invitó un vaso de vodka, hablamos mucho (las giladas de siempre reviente, minas, culos, futbol, etc)
Al tiempo me entere de lo que vivía, que se cargaba gente a pedido, me pareció lógico para lo que es el tipo, no podría ser otra cosa que matón. Y aunque su laburo y su físico no requerían de mucho cerebro, él si lo tenía. Sabía mucho y de mucho, de filosofía hasta de carrera de caballos. Yo era habitué a los burros, perdía mucha guita y ganaba mucha guita, era lo único que sabía. Después de que Patricia se mató, solo me quedaban los vicios.
De ahí en adelante, empezamos a vernos seguido con Franco, hablando de todo y tomando mucho. Aunque sabía lo que hacía nunca mostró remordimiento, era un tipo cerrado y frío. Yo no preguntaba mucho de lo que hacía y él no me hablaba de eso, preferíamos trenzarnos en discutir Nietzche y toda esa mierda a hablar de lo mal que le iba a cada uno.
En esa visita extraña de Franco a mi casa (rara porque nunca le dije donde vivía), yo lo escuchaba y no veía su cara pero sabía que pasaba algo. Después que me habló un rato largo del culo de la camarera del café de la esquina, se paró estiró los brazos e hizo sonar sus dedos. Un escalofrío me recorrió la espalda. De los tantos vicios que tenía en mi haber, estaba el de apostar, el de jugarme todo hasta cuando no tenía nada. Una vez aposté en una pelea de gallos un auto que no poseía, siempre fui un pobre diablo que camina o toma el colectivo… por suerte aquella vez el animal al que le había jugado ganó y no tuve que pagar nada. Las apuestas me hacían sentir vivo, me daban ese gozo que ni un buen polvo me daba, ni el mejor par de tetas ni el mejor whisky. Empecé jugando boludeces, mi sueldo, un anillo de oro que mi viejo me dejó, cosas así; cuando llegó el momento de poner más y de sentir más la sensación extraña que da el vértigo, lo hice. Patricia detestaba que apostara, me decía que no servía y eso me mantenía a raya del juego. Cuando ella se fue, que despegó sus pies de este mundo ya no había nada malo en matarme lentamente, ella lo hizo de una vez ¿por qué yo no de a poco?
El hipódromo estaba lleno de mierda, gente que pierde todo y no importa, porque hay gente que gana todo también. Y esos pelotudos que pierden todo se lo tienen merecido, así lo veía yo. Pero un buen día, lo deje de pensar o en realidad dejé definitivamente de pensar y la desgracia se me hizo compañera. Ya no había sueldo que apostar (por mi aspecto y mi estilo de vida perdí el trabajo), no había cosas que empeñar (mi familia murió y no tengo más que esta tapera a la que llamo casa) y el mentiroso salió de mi y volví a apostar fuerte, jugué mucha guita, guita que no tenía ni iba a tener nunca.
Y ahí es donde entra Franco a mi casa, creo que su cambió de voz y su forma taciturna de entrar y acomodarse en la silla rotosa me dieron señales de lo que iba a pasar. Teniéndolo parado frente a mi sin decir una palabra, le pregunto: “Che boludo, ¿me va a doler?, hacelo rápido, espero que hayas traído un fierro, apunta bien a la cabeza…”, Franco me dijo: “perdóname Negro, el trompa me dijo que le debes mucho y que trate de hacerte pagar cada peso que le debes y es mucho…”
Cuando terminó de decirme eso, yo la vi a Patricia, su figura resplandeciente estaba en esa habitación, fueron segundos pero pareció una eternidad hasta que recibí la primera patada en la cabeza. Trate de defenderme, de lastimarlo al tipo con el que compartí largas noche de alcohol y filosofía, de futbol y minas, de tragedia y melancolía…
Todo terminó con un cuchillo en mi estomago, ya era un desastre, mucha sangre por todos lados. En ese momento me acordé de Mimi, del gallo, del auto que aposté, de las putas que cogí, de las charlas con Franco, pero no podía acordarme de Patricia, no podía. Al fin y al cabo pudo dejarme definitivamente…

En el pasto

Ella estaba acostada en el pasto, el sol resplandeciente y amarillo bañaba su rostro y su pelo negro. Yo la veía  alejado, aunque estaba cerca de ella, sentía que estaba a kilómetros. Su piel parecía un tempano majestuoso. Me enredaba cada vez más en sus cabellos cuando escuche un estruendo y luego el caos. El cielo se nos caía encima o algo así, no entendía nada algo había golpeado mi cabeza estaba ensangrentado. Catalina, así se llamaba, yacía en el piso sin vida. Otro estruendo, vuelo por los aires y… me despierto transpirando, solo en mi cama.
Los sueños con ella son frecuentes, las pesadillas aun más. Mi vida es rutinaria y estúpida, lo mismo todos los días, a la noche algunas copas y unos cuantos atados de cigarrillos me acompañan. Estoy acabado, estoy muerto en vida, lo que pudo ser no fue y yo soy un gran perdedor. Hace calor y yo camino de vuelta a mi casa, el trabajo estuvo duro, tengo un par de años en ese hueco pero no logro acostumbrarme. De a poco el ardiente sol, se va ocultando y entro a mi barrio, mierda de perro acá, basura, tiros y falopa… ya no logro ni sentirme a gusto en este puto lugar. Llego, me saco una silla y veo a ese pibe pasar, no me acuerdo como se llama… es un chorrito sorete que aventaja a los pobres, esos que desearía enterrarlos parados para que no ocupen lugar. Reventado de poxi, yo sé lo que es eso, aspiraba mucho de guri, para pasar el hambre es genial, pero a la corta te hace mierda; como todo…
Lo veo pasar y lleva algo en la cintura, seguro que le va a quitar algo a un pobre infeliz del barrio. Sigo sentado, busco mi fiel amigo el vino. Mierda! El calor es insoportable, después de un par de horas sentado me meto adentro, en un lapso de estupidez y alcohol la veo a Catalina. Los ojos se me llenan de lagrimas, casi puedo tocarla y se esfuma…. Estoy confundido, feliz y triste a la vez. La sigo amando, la sigo sintiendo cerca. Aunque la odio en gran parte de mi día, cuando la amo lo hago con locura. Se me fue sin decirme nada, creo que se fue con un tipo o con dos o tres, no lo recuerdo en realidad. Sabía que no estábamos bien, sabía que en realidad ella me tenía asco, pero ¿qué podía hacer yo? Después de todo, le di mi vida y no le alcanzó.
Me caigo al piso, pesado y rendido. Estoy todo lastimado, vivir borracho no ha hecho más que hacerme conocer el suelo bastante bien.  Flaco y barbudo, ojeroso y cansado; la vida me paso por encima con un camión, no tengo los huevos para terminar conmigo de una buena vez, cuando me veo al espejo no veo más que unos ojos de ratoncito con miedo, un asqueroso roedor paranoico. Catalina de mi vida, ¿dónde estarás?, ¿quién será el hijo de puta que te coge todas las noches y te llena de vida? ¿quién mierda te alejó de mi y te dio algo mejor?, respiro hondo y el olor a humedad me va envolviendo haciéndome caer en un sopor mágico y nauseabundo. Cuando el sueño estaba llegando suena el teléfono, una y otra vez, suena y suena, no quiero atender pero no deja de joder. Me paro puteando, “hola, quien habla?”. Silencio del otro lado. Suena otra vez el teléfono y atiendo, “hola” digo, “hola, hable!!”, del otro lado me dicen: “Santiago, sos vos?; el mundo se me paralizó, la sangre se heló, ¿podía ser Catalina?, ¿después de tanto tiempo?
Yo la conocí en un prostíbulo, llevaba puesta una ropa horrible y sus zapatos no valían más que la plata que pagaba por un par de cervezas. Pero su belleza no se podía calcular, frágil y hermosa como las alas de una mariposa… así la llamé por primera vez, “Mariposita…” se acerco a mi y se me sentó en la falda, nunca le pregunte de donde era, su tonadita era distinta y cada vez que hablaba sus ojitos chispeaban como con ganas de asesinarme y hacerme el amor al mismo tiempo.  Cuando la miraba su boca roja me invitaba a besarla hasta perder la respiración. Fue lo que se dice amor a primera vista, todavía me acuerdo y me da mucha risa; le dije “loca, me gustas, venité ya conmigo, deja todo, yo te doy todo, hasta mi alma…” estaba decidido a arrancarla de ese lugar, me acerque al fiolo y lo encaré. “escuchame”, le dije, “¿cuánto sale la flaquita aquella?, me la llevo de acá para siempre, no te quiero ver a vos ni a nadie cerca de ella, es mía y de nadie más”, estaba agrandado, mi hombría se había puesto al límite, seguí, “si te acercas otra vez a ella, te abro como un animal. Tomá!! Esta es toda la guita que tengo”
Pegué la vuelta y me fui, la agarré de la mano y sin mirar atrás nos subimos al auto. Creo que el fiolo quedo tan descolocado que no pudo decirme nada…
Los primeros meses era amor y lagrimas, ella me contaba lo que había hecho y lo que sufrió. Yo la aconsejaba y la contenía, era feliz, éramos felices. Pero la realidad, la vida y las exigencias empezaron a pesar cada vez más. Soy un tipo paciente, a veces lento, no tengo muchas luces. Cuando pendejo, siempre la pasaba mal porque era el único que quedaba enredado en los quilombos… y eso no le gustaba a Catalina, me reprochaba mi forma de ser, mi tolerancia a ciertas cosas, mi falta de reacción rápida. Tenía miedo, nada más, una y otra vez le decía que tenía miedo. Que la única vez que me animé a algo fue esa vez en el prostíbulo; ella me decía que usaba eso para llamarla “PUTA”, que ella estaba esperando un verdadero hombre y no un animal como yo. Un día llego y entro a casa, había sido una jornada como todas, pero el aire de la casa estaba pesado, extraño… un perfume que no era mio ni de ella aún se sentía, camine hasta mi habitación y no había nadie. Voy hasta la cocina y ahí la encontré, sus ojos cantaban victoria pero también emanaban vergüenza; secamente me dio una taza de café y se fue de ahí.
Sabía muy dentro mio lo que pasaba, era de esperarse. Nunca lo dude o no lo pude evitar… “sos el mismo siempre, el mismo perdedor, el mismo pobre tipo, no me coges como me gusta y te odio, ojala que te mueras”  me grito de la otra habitación, yo no dije nada, “¿vez!?, no sos capaz ni de enojarte, no se te mueve un pelo, no te importa lo que yo sienta, sos una mierda. Escuche su llanto y después silencio.
Agarré mi taza de café, la tomé y me fui al bar. Estuve hasta tarde, lo había encontrado a un amigo del cual no sabía mucho, pero al fin y al cabo, ese tipo de gente te canta la verdad porque básicamente no le importas nada. “es una puta! Fue, es y será una puta, no te enredes en eso y disfruta hasta donde puedas, vos sos bastante gil, te metiste en un berenjenal al pedo…”, yo lo mire, estaba destrozado, no dije nada. Me paré y salí de ahí, en el camino vomite, estaba angustiado, dolido y embroncado con todo lo que era y había pasado. Todo esto es un circulo de mierda que me lleva al fondo, a la oscuridad. “siempre sos el mismo…”, no podía ser otro, no lo podía cambiar, no me podía transformar en otro, en lo que ella buscaba y quería. Eso me destrozaba, me descuartizaba el corazón.
Los días siguieron pasando, a veces se le caía algún gesto de amor, algún hueso para este perro apaleado. Pero era todo efímero, todo es efímero en esta vida. Todo se acaba. Hasta el amor más ardiente. Hasta que deje de escuchar sus quejas y sus embestidas.
“Santiago, sos vos?...
“Si, ¿Catalina?, le conteste. “Si, soy yo negrito…” me dijo.
“te extraño, sabes?, me dejaste hecho mierda, todo es ceniza a mi alrededor….”
No termine de decir eso, que me cortó.
Esa noche lloré, no hice otra cosa. Las paredes de mi habitación se me vinieron encima, sentía que estaba prisionero, atado a la cama.
 “Soy así Cata, soy el mismo de siempre, con las mismas costumbre y rutinas, soy lo que puedo” le decía a cada arrebato de locura y puteadas de ella.
Me voy al trabajo, me dormí tarde y me desperté temprano. La ciudad está hecha una jungla, mierda de perro en la calle, basura y tiros. Camino y veo oscuridad, de a poco el barrio se despierta, cruzo al canillita de siempre y le pido un diario. Sería bueno saber que a muchos le pasa lo mismo que a mi, sería justo que a muchos le pase lo mismo que a mi, que las personas dejen a otras personas para poder ser felices, y que todo sea un gran mar de lagrimas y risas, de derrotados y victoriosos. Así no me sentiría tan solo en este mundo que todo se guarda para él, donde todos aguantan todo de todos, para que los lastimados sufran en silencio. Que hermosa mañana que está asomando….

¿Cómo lo haría?

hoy es una mañana de mierda
estoy aburrido
frente a mi mate y
mis cigarrillos.
La radio suena
pero no la escucho,
pienso en llamarla,
imagino lo que le voy
a decir.
Mis respuestas a su preguntas
mis inflexiones en la voz
ensayo mis
reacciones a lo
que me diga.
ruego a que me atienda y
poder escuchar su voz.
bajo la radio,
dudo.
no marco, rearmo las
oraciones
mi saludo.
me decido y la
llamo. tenso
muy tenso
suena una
dos tres cuatro veces
corto.
No me respondió las otras
llamadas tampoco.
rendido, me prendo un cigarrillo
tomo mate e imagino
como haría
para matar a un tigre.




                                                                                                                                                     leaalmon

Hubiese sido mejor

Un amargo dolor recorre toda mi cara
tengo el ojo hinchado.
su pequeña mano
De mujer
en un arranque de furia
fue efectiva.
Sus ojos escupían llamas y
su boca se llenaba de preguntas
¿por qué? ¿cómo? ¿cuando?
ella lloraba yo ahora
la recuerdo con un vaso de cerveza
En realidad, hubiese preferido
que ella empuñe
Ese cuchillo.






                                                                                                                                                      leaalmon

En algún momento

Realmente creo que estoy jodido
a veces, no sé porque me quiero morir o reír,
tengo los ojos cansados y morados,
muchas veces un vaso lleno calma mi angustia.
Los autos pasan, las noches pasan, los pájaros
pasan.
me despierto por las noches con sed. Bajo las escaleras, abro mi heladera
no hay nada, solo un frasco de sal fina húmeda,
giro mi cabeza y pienso en vos.
los autos pasan, las noches pasan, los pájaros
pasan.
los dolores de cabeza son infimos cuando pienso
en el dolor que te causé, sé que ésto y aquellos
y todo va a ser dificil de olvidar
en serio, te extraño.
y aunque los autos pasen y las noches pasen y
los pajaros me hagan acordar a vos
trato de olvidarte.
dejar de recordar tus ojitos chiquitos y tus dientes chuecos,
de tus lindas manos y hermosos pies.
Sé que soy una bestia, que mis culpas
me acompañaran,
pero son ínfimas cuando te imagino acostada a mi lado.
los autos pasan, las noches pasan y los pájaros
pasan.
ojalá que en algún momento, cuando
pienses en mi o en lo poco que te dí
sea acompañado de una sonrisa.
Estoy jodido, lo sé





                                                                                                                                             leaalmon

Septiembre

tres veces septiembre
estoy pensando en ese mes
tres veces septiembre.
paradojico, nunca me gustó
y hoy me gusta menos.
Cuando me levante
sabía que iba a ser un día
de mierda,
me prendo un cigarrillo
me duele mucho la
cabeza, me gira
me molesta. desearía
sacarmela, dejar de
pensar y de
imaginar.
septiembre….
Mientras trato de
levantarme de
la cama escucho
como mis huesos
crugen, se quejan
Es una tarde gris,
poco transitada por la gente
tres veces septiembre
lo sigo pensando.
Que carajos
sentí
para hacerlo?
destapo una cerveza,
miro lejos como las
nubes van amenazando
con una tormenta
que nos llevara a todos al
infierno.
en septiembre comenzó
y en septiembre terminó.
Cambiaría las cosas
pero no puedo, te escuché
pedirmelo
pero no puedo volver el tiempo.
Lo sé, soy una
bestía,
un animal. Lo sé.
tres, una, mil, diéz
veces septiembre

La ventana

Y todo se oscureció
yo miraba por la ventana
de vidrio roto.
estaba algo triste
algo feliz
algo cansado,
termine mi cigarrillo
y tomé ese último trago
la oscuridad avanzaba lentamente
y llovía
terrible para los pobres
el agua avanzaba
siento que cada vez
estoy más lejos
más al centro de la tierra
agarré mi abrigo
me dirijo hacia la ventana
¿salto
o me corto el cuello?
Es un buen abrigo,
me gusta su color
y cualquiera de esas dos
opciones
lo arruinarían....
prendo otro cigarrillo
y me siento a esperar
que un misil caiga
directamente
en mi sien.




                                                                                                                                                    leaalmon

Mala respuesta

-¿Bailás?
-no, no bailo. Le respondí.
sé que te mentí,
que te dije que era un buen bailarín
uno muy bueno, pero
necesitaba llamar tu atención.
Llegarte de alguna forma.
Linda y risueña
a veces un poco loca
te mire esa noche
y solo quería
acostarme con vos.
coqueteamos, reímos
jugamos a la cacería
Sabías lo que yo era
y yo creí saberlo también.
La noche siguiente te fui a ver,
nos mirábamos cada vez que
nos hablábamos.
siempre me gustaron tus piernas
aún puteo
por no saber bailar....




                                                                                                                                      leaalmon

Lejos

y estoy a 20 millones
de kilómetros de distancia
es verdad que ya no te
veo dormir ni escucho
tu voz de chiquilla.
es verdad que estoy
perdido en otro lado.
los tipos consumen
alcohol y fuman cigarrillos
se deprimen solos
y terminan siendo nadie,
las mujeres  se ponen
lindas.
usan vestidos o pequeños
pantaloncitos, ellas
saben como hundir a esos
miserables.
las calles están calurosas hoy.
Parece que hoy nada se mueve
trato de espiarte,
trato de reconocerte
entre tanto fuego.
las abejas zumban cansadas y
las moscas molestan
pero yo estoy lejos
en otro lado
y no puedo acercarme a vos.




                                                                                                                                              leaalmon

todo por mi

sentado en el auto veo hacia la ventana
sé lo que me espera y quien me espera
su confianza y su amor,
me esperan.
Sus ojos grandes y hermosos lloran una vez más
todo por mi,
por este tipo miserable,
Habíamos armado un mundo, un futuro
¿pero qué es el futuro?
¿puede llegar a ser nuestro?
una vez más la vuelvo a destrozar
la vuelvo a abandonar.
Arranco el auto y doy vuelta a la esquina
mi corazón quedo en su puerta
Tal vez no lo vea, tal vez se
marchite.
Me meto al bar, sucio y oscuro
el mesero me llama por
un nombre que él invento
Vicente,
me sirve una cerveza.
No tengo porque pensar esta noche
hoy no, ¿en el futuro?
ya no creo que el futuro exista.



                                                                                                                                       leaalmon

Explicamundos

hace unos días me encontré con un tipo
que hace mucho que no veía.
Él se mataba tratando de
explicarme mi situación económica
de que todo el mundo estaba mal
y todo se iba a la mierda.
"Yo ya me fuí a la mierda", le dije
su cara tenía una expresión de molestia
porque su gran discurso se vio cortado.
Nos saludamos y yo seguí mi camino
prendí mi cigarrillo, me dí vuelta
y lo vi, seguía en el mismo lugar
mirándome.
a los grandes explicamundos
no les gustan los perdedores como yo.






                                                                                                                                               leaalmon

Nubes

Las nubes van flotando
sobre el cielo verde, azul, violeta, gris
estoy bastante mareado
estos últimos días han sido difíciles.
ella le dijo a ese tipo
"me das asco y vergüenza"
y él solo lloro y se mordió
los labios.
Todo esto lo vi en la calle
caminando bajo el cielo
verde, azul, violeta, gris...
termino pensando lo poco que somos,
todos los días, en esta vida.





                                                                                                                                                  leaalmon

los día solo pasan

Caminábamos juntos por la calle
ella arrogante y burlona
se reía de como yo caminaba.
nos sacábamos chispas el uno al otro.
Grandes carcajadas y lindos días
nos rodeaban.
Ahora ya no la tengo,
ella se fue y yo quedé
las calles ya no ríen conmigo
y los días solo pasan
uno tras otro.
Los cigarrillos, las noches
y las cervezas, no son lo mismo.
Cuando nos acostábamos
nos mirábamos directo a los ojos
nos prometíamos cosas
nos hacíamos ilusiones y
mundos enteros,
jugábamos a planificarnos la vida
Hoy ella ya no está y los cigarrillos,
las noches y las cervezas ya no
son lo mismo.
aún la imagino, caminando
delante de mi
con su pasito corto y su pelo
de colores.