estaba hundido en mis
pensamientos,
sentado en esa mesa entre botellas
y cigarrillos.
Ella se acercó silenciosamente,
sus ojos brillaban, hermosa y terrible
- Hola, ¿qué haces?
Levante la vista y por un segundo no supe que decirle
- Una boludez, trato de escribir...
- ¿Sos escritor?
- No, para nada. Y si lo soy, soy uno muy malo
una leve sonrisa se le dibujó en su cara
Su lengua lamió los labios rojos, mientras se acomodaba el pelo
- ¿Qué escribís?, me dijo
- Nada, sobre pájaros que asesinan gusanos
- ¿Te gustan los pájaros?
- Si, pero me dan miedo
El humo de ese bar ahogaba pero era hipnotizador
la música sonaba despacio
y la luz daba una leve sensación acogedora.
Ella se sentó junto a mi,
cruzando sus piernas hermosas
se presentó
- Me llamo Sofía
- Yo soy Gregorio, le conteste
me gusta mi nombre, pero en ese momento me dio vergüenza
soy bastante idiota a veces,
termino pensando que todo
de mí es tonto.
- ¿Así que le tenes miedo a los pájaros, a que más le tenes miedo?
- ¿Miedo?, a mi mismo. Si, es una pelotudez, pero es cierto
Las horas que siguieron, fueron fantásticas
entre cervezas y cigarrillos ella coqueteaba
y reía
yo como un enamorado caía cada vez más en sus labios
Nos fuimos de ese lugar
para meternos en el primer
motel que encontramos.
Esas piernas me envolvieron
esas manos me acariciaron y
su boca me llevo hasta las nubes
El sol salió, y su perfume
aromatizaba la habitación
-¿Te voy a volver a ver?, patéticamente le pregunté
- No lo sé. Puede ser que nos encontremos por ahí, en cualquier momento
Esas palabras no eran muy alentadoras,
De vez en cuando nos escribimos
de vez en cuando nos amamos por teléfono
de vez en cuando ella me pregunta si sigo escribiendo...
le miento, y le digo que si lo hago
le cuento historias
fabulosas
pero en realidad ya no lo hago
todavía no puedo terminar de escribir
sobre esos pájaros
que asesinan gusanos
pensamientos,
sentado en esa mesa entre botellas
y cigarrillos.
Ella se acercó silenciosamente,
sus ojos brillaban, hermosa y terrible
- Hola, ¿qué haces?
Levante la vista y por un segundo no supe que decirle
- Una boludez, trato de escribir...
- ¿Sos escritor?
- No, para nada. Y si lo soy, soy uno muy malo
una leve sonrisa se le dibujó en su cara
Su lengua lamió los labios rojos, mientras se acomodaba el pelo
- ¿Qué escribís?, me dijo
- Nada, sobre pájaros que asesinan gusanos
- ¿Te gustan los pájaros?
- Si, pero me dan miedo
El humo de ese bar ahogaba pero era hipnotizador
la música sonaba despacio
y la luz daba una leve sensación acogedora.
Ella se sentó junto a mi,
cruzando sus piernas hermosas
se presentó
- Me llamo Sofía
- Yo soy Gregorio, le conteste
me gusta mi nombre, pero en ese momento me dio vergüenza
soy bastante idiota a veces,
termino pensando que todo
de mí es tonto.
- ¿Así que le tenes miedo a los pájaros, a que más le tenes miedo?
- ¿Miedo?, a mi mismo. Si, es una pelotudez, pero es cierto
Las horas que siguieron, fueron fantásticas
entre cervezas y cigarrillos ella coqueteaba
y reía
yo como un enamorado caía cada vez más en sus labios
Nos fuimos de ese lugar
para meternos en el primer
motel que encontramos.
Esas piernas me envolvieron
esas manos me acariciaron y
su boca me llevo hasta las nubes
El sol salió, y su perfume
aromatizaba la habitación
-¿Te voy a volver a ver?, patéticamente le pregunté
- No lo sé. Puede ser que nos encontremos por ahí, en cualquier momento
Esas palabras no eran muy alentadoras,
De vez en cuando nos escribimos
de vez en cuando nos amamos por teléfono
de vez en cuando ella me pregunta si sigo escribiendo...
le miento, y le digo que si lo hago
le cuento historias
fabulosas
pero en realidad ya no lo hago
todavía no puedo terminar de escribir
sobre esos pájaros
que asesinan gusanos
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