estaba sentado en el suelo, tomaba algo
fresco porque el calor de ese día de enero era realmente asqueroso.
Trataba de pensar en cualquier cosa en creer que iba a estár mejor o
que ya pronto se me iba a pasar, no sé.
Prendí un cigarrillo, el humo subía
con pereza, como sin ganas de subir por el calor. Realmente odio este
clima, podría estar haciendo cualquier cosa menos pensar o sentir,
tenía muchas ganas de arrancarme el corazón de dejarlo en un rincón
e irme.
escapar tal vez era la solución, pero
no podía, estaba anclado en este suelo, en esta casa vacía, en mi
cabeza.
cayo la noche y la temperatura seguía
elevada, tomo fuerzas y me paro, un poco de ejercicio no me va a
hacer nada, salgo a caminar. Las chicas lindas pasean, los tipos
rudos corren todos sudados mostrando sus músculos, la plaza es el
mejor lugar, ahí corre aire renovador. las caras felices, dibujan
lindo momentos que se van con el mismo fulgor que con el que
vinieron; estábamos sentados ahí, en el otro banco cuando te dije
que te amaba, vos me miraste y me dijiste que también lo hacías.
Un recuerdo tras otro, las caminatas en
el centro, los abrazos y besos, desperdigados por toda la calle,
derrochados en su abundancia. yo te abrazaba para nunca perderte y
vos sonreías.
tus ojitos brillaban, siempre recuerdo
tus ojos. Tu boca roja y tentadora me hablaba y yo me perdía en tus
labios. Ahora camino solo, quien sabe si el que está con vos te
merece… no sé, esa pregunta me martilla la sien a cada rato
¿Qué te dice? ¿qué te hace?
¿Cuántos besos te da? ¿Cuánto te ama?
mierda, me estoy volviendo loco, camino
más rápido como para escaparme de esos recuerdos que me persiguen,
deje la plaza, deje el centro, me voy al río para ver si de una
buena vez me ayuda y me lleva. Me paro frente a él, majestuoso e
imponente. sus aguas marrones parecen sucias. El viento empezó a
soplar con fuerza, siento que vuelo. Doy lastima por donde me mires.
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