domingo, 19 de febrero de 2017

La tormenta

Había un gato negro
en el techo de la casa
se paseaba como si
el viento de esta tormenta
no lo tocara, no lo moviera.
El cielo se caía a pedazos
en esa noche oscura.
Yo lo miraba como un tonto
a escondidas
y el gato, negro
como la soledad de esta tormenta
rondaba los sueños
perdidos de los
pobres diablos que duermen
en este infierno.
¿quién se atrevería a ser su dueño?
Sus ojos amarillos fijos
en la nada
parecían piedras
y el viento sopla cada vez
más fuerte
El gato negro que pasea sobre mi techo
parece que no quiere
que duerma
parece que no quiere
que mi
cabeza descanse
Le tengo que decir a
este corazón idiota que deje
de sentir esta amargura
porque
No creo que
esta tormenta pase rápido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario