lunes, 30 de enero de 2017

En el pasto

Ella estaba acostada en el pasto, el sol resplandeciente y amarillo bañaba su rostro y su pelo negro. Yo la veía  alejado, aunque estaba cerca de ella, sentía que estaba a kilómetros. Su piel parecía un tempano majestuoso. Me enredaba cada vez más en sus cabellos cuando escuche un estruendo y luego el caos. El cielo se nos caía encima o algo así, no entendía nada algo había golpeado mi cabeza estaba ensangrentado. Catalina, así se llamaba, yacía en el piso sin vida. Otro estruendo, vuelo por los aires y… me despierto transpirando, solo en mi cama.
Los sueños con ella son frecuentes, las pesadillas aun más. Mi vida es rutinaria y estúpida, lo mismo todos los días, a la noche algunas copas y unos cuantos atados de cigarrillos me acompañan. Estoy acabado, estoy muerto en vida, lo que pudo ser no fue y yo soy un gran perdedor. Hace calor y yo camino de vuelta a mi casa, el trabajo estuvo duro, tengo un par de años en ese hueco pero no logro acostumbrarme. De a poco el ardiente sol, se va ocultando y entro a mi barrio, mierda de perro acá, basura, tiros y falopa… ya no logro ni sentirme a gusto en este puto lugar. Llego, me saco una silla y veo a ese pibe pasar, no me acuerdo como se llama… es un chorrito sorete que aventaja a los pobres, esos que desearía enterrarlos parados para que no ocupen lugar. Reventado de poxi, yo sé lo que es eso, aspiraba mucho de guri, para pasar el hambre es genial, pero a la corta te hace mierda; como todo…
Lo veo pasar y lleva algo en la cintura, seguro que le va a quitar algo a un pobre infeliz del barrio. Sigo sentado, busco mi fiel amigo el vino. Mierda! El calor es insoportable, después de un par de horas sentado me meto adentro, en un lapso de estupidez y alcohol la veo a Catalina. Los ojos se me llenan de lagrimas, casi puedo tocarla y se esfuma…. Estoy confundido, feliz y triste a la vez. La sigo amando, la sigo sintiendo cerca. Aunque la odio en gran parte de mi día, cuando la amo lo hago con locura. Se me fue sin decirme nada, creo que se fue con un tipo o con dos o tres, no lo recuerdo en realidad. Sabía que no estábamos bien, sabía que en realidad ella me tenía asco, pero ¿qué podía hacer yo? Después de todo, le di mi vida y no le alcanzó.
Me caigo al piso, pesado y rendido. Estoy todo lastimado, vivir borracho no ha hecho más que hacerme conocer el suelo bastante bien.  Flaco y barbudo, ojeroso y cansado; la vida me paso por encima con un camión, no tengo los huevos para terminar conmigo de una buena vez, cuando me veo al espejo no veo más que unos ojos de ratoncito con miedo, un asqueroso roedor paranoico. Catalina de mi vida, ¿dónde estarás?, ¿quién será el hijo de puta que te coge todas las noches y te llena de vida? ¿quién mierda te alejó de mi y te dio algo mejor?, respiro hondo y el olor a humedad me va envolviendo haciéndome caer en un sopor mágico y nauseabundo. Cuando el sueño estaba llegando suena el teléfono, una y otra vez, suena y suena, no quiero atender pero no deja de joder. Me paro puteando, “hola, quien habla?”. Silencio del otro lado. Suena otra vez el teléfono y atiendo, “hola” digo, “hola, hable!!”, del otro lado me dicen: “Santiago, sos vos?; el mundo se me paralizó, la sangre se heló, ¿podía ser Catalina?, ¿después de tanto tiempo?
Yo la conocí en un prostíbulo, llevaba puesta una ropa horrible y sus zapatos no valían más que la plata que pagaba por un par de cervezas. Pero su belleza no se podía calcular, frágil y hermosa como las alas de una mariposa… así la llamé por primera vez, “Mariposita…” se acerco a mi y se me sentó en la falda, nunca le pregunte de donde era, su tonadita era distinta y cada vez que hablaba sus ojitos chispeaban como con ganas de asesinarme y hacerme el amor al mismo tiempo.  Cuando la miraba su boca roja me invitaba a besarla hasta perder la respiración. Fue lo que se dice amor a primera vista, todavía me acuerdo y me da mucha risa; le dije “loca, me gustas, venité ya conmigo, deja todo, yo te doy todo, hasta mi alma…” estaba decidido a arrancarla de ese lugar, me acerque al fiolo y lo encaré. “escuchame”, le dije, “¿cuánto sale la flaquita aquella?, me la llevo de acá para siempre, no te quiero ver a vos ni a nadie cerca de ella, es mía y de nadie más”, estaba agrandado, mi hombría se había puesto al límite, seguí, “si te acercas otra vez a ella, te abro como un animal. Tomá!! Esta es toda la guita que tengo”
Pegué la vuelta y me fui, la agarré de la mano y sin mirar atrás nos subimos al auto. Creo que el fiolo quedo tan descolocado que no pudo decirme nada…
Los primeros meses era amor y lagrimas, ella me contaba lo que había hecho y lo que sufrió. Yo la aconsejaba y la contenía, era feliz, éramos felices. Pero la realidad, la vida y las exigencias empezaron a pesar cada vez más. Soy un tipo paciente, a veces lento, no tengo muchas luces. Cuando pendejo, siempre la pasaba mal porque era el único que quedaba enredado en los quilombos… y eso no le gustaba a Catalina, me reprochaba mi forma de ser, mi tolerancia a ciertas cosas, mi falta de reacción rápida. Tenía miedo, nada más, una y otra vez le decía que tenía miedo. Que la única vez que me animé a algo fue esa vez en el prostíbulo; ella me decía que usaba eso para llamarla “PUTA”, que ella estaba esperando un verdadero hombre y no un animal como yo. Un día llego y entro a casa, había sido una jornada como todas, pero el aire de la casa estaba pesado, extraño… un perfume que no era mio ni de ella aún se sentía, camine hasta mi habitación y no había nadie. Voy hasta la cocina y ahí la encontré, sus ojos cantaban victoria pero también emanaban vergüenza; secamente me dio una taza de café y se fue de ahí.
Sabía muy dentro mio lo que pasaba, era de esperarse. Nunca lo dude o no lo pude evitar… “sos el mismo siempre, el mismo perdedor, el mismo pobre tipo, no me coges como me gusta y te odio, ojala que te mueras”  me grito de la otra habitación, yo no dije nada, “¿vez!?, no sos capaz ni de enojarte, no se te mueve un pelo, no te importa lo que yo sienta, sos una mierda. Escuche su llanto y después silencio.
Agarré mi taza de café, la tomé y me fui al bar. Estuve hasta tarde, lo había encontrado a un amigo del cual no sabía mucho, pero al fin y al cabo, ese tipo de gente te canta la verdad porque básicamente no le importas nada. “es una puta! Fue, es y será una puta, no te enredes en eso y disfruta hasta donde puedas, vos sos bastante gil, te metiste en un berenjenal al pedo…”, yo lo mire, estaba destrozado, no dije nada. Me paré y salí de ahí, en el camino vomite, estaba angustiado, dolido y embroncado con todo lo que era y había pasado. Todo esto es un circulo de mierda que me lleva al fondo, a la oscuridad. “siempre sos el mismo…”, no podía ser otro, no lo podía cambiar, no me podía transformar en otro, en lo que ella buscaba y quería. Eso me destrozaba, me descuartizaba el corazón.
Los días siguieron pasando, a veces se le caía algún gesto de amor, algún hueso para este perro apaleado. Pero era todo efímero, todo es efímero en esta vida. Todo se acaba. Hasta el amor más ardiente. Hasta que deje de escuchar sus quejas y sus embestidas.
“Santiago, sos vos?...
“Si, ¿Catalina?, le conteste. “Si, soy yo negrito…” me dijo.
“te extraño, sabes?, me dejaste hecho mierda, todo es ceniza a mi alrededor….”
No termine de decir eso, que me cortó.
Esa noche lloré, no hice otra cosa. Las paredes de mi habitación se me vinieron encima, sentía que estaba prisionero, atado a la cama.
 “Soy así Cata, soy el mismo de siempre, con las mismas costumbre y rutinas, soy lo que puedo” le decía a cada arrebato de locura y puteadas de ella.
Me voy al trabajo, me dormí tarde y me desperté temprano. La ciudad está hecha una jungla, mierda de perro en la calle, basura y tiros. Camino y veo oscuridad, de a poco el barrio se despierta, cruzo al canillita de siempre y le pido un diario. Sería bueno saber que a muchos le pasa lo mismo que a mi, sería justo que a muchos le pase lo mismo que a mi, que las personas dejen a otras personas para poder ser felices, y que todo sea un gran mar de lagrimas y risas, de derrotados y victoriosos. Así no me sentiría tan solo en este mundo que todo se guarda para él, donde todos aguantan todo de todos, para que los lastimados sufran en silencio. Que hermosa mañana que está asomando….

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